El Cuco de Corazón de Oro



En el mágico País de los Sueños, donde las nubes eran de algodón y los ríos de chocolate, vivía el Cuco más temido de todos. Su nombre era Cucozor, y nadie se atrevía a acercarse a su cueva oscura, porque todos creían que era un monstruo feroz que asustaba a los niños. Sin embargo, Cucozor no era lo que aparentaba. Aunque su aspecto fuera aterrador, en su interior había un corazón de oro que brillaba con fuerza.

Un día, una pequeña niña llamada Ana decidió aventurarse en el bosque de los sueños para descubrir la verdad sobre Cucozor. Con su pelotita de colores en mano y un par de alas de mariposa que le había regalado su abuela, se adentró valientemente en la selva abundante que rodeaba la cueva.

Cuando llegó a la entrada, Ana sintió un escalofrío. Pero, en lugar de escapar, gritó:

"-¡Hola, Cucozor! Soy Ana y he venido a conocerte!"

El Cuco salió lentamente de su cueva, revelando su enorme figura llena de sombras, con ojos grandes y un rasguño en su pata.

"-¿Qué deseas, pequeña intrusa?" rugió Cucozor, aunque su voz era más débil de lo que intentaba hacer parecer.

"-No quiero asustarte, pero muchos dicen que sos muy malo. Quiero saber si eso es verdad. Solo tengo curiosidad," respondió Ana con valentía, mirándolo de frente.

Asombrado por la audacia de la niña, Cucozor se sentó, intentando parecer menos amenazante. "-Es verdad que asusto a los niños, pero no porque quiera hacerlo. A veces, la gente no entiende que yo sólo quiero estar solo y no hacer daño."

Ana frunció el ceño, sintiendo empatía por el Cuco. "-¿Por qué no nos muestras el corazón que tenés dentro?"

Cucozor dudó. "-¿Estás segura que quieres verlo? Mis amigos dicen que es un tesoro, pero yo solo lo veo como un peso. No entiendo cómo algo tan brillante puede ser tan pesado a la vez."

Ana, con su rayo de luz, asintió con determinación. "-Sí, ¡muestrame!"

Con un profundo suspiro, Cucozor abrió su pecho y dejó al descubierto su corazón. Era de un color dorado brillante, y emitía un cálido resplandor que iluminó toda la cueva.

"-¡Es hermoso!" exclamó Ana. "-¿Por qué lo escondés, Cucozor?"

Él bajo la cabeza, triste. "-Porque tengo miedo de que otros se aprovechen de mí. Un corazón de oro parece ser el objetivo de todos. No quiero que me lastimen."

Ana pensó por un momento y luego le dijo:

"-¿Y si lo compartimos? Podemos hacer cosas maravillosas con tu corazón. ¡Podés ayudar a otros y ellos te ayudarán a ti!"

Cucozor se sentó en silencio, considerando la propuesta. "-No estoy seguro, pequeña. ¿Y si no les agrado?"

"¡Intentémoslo! Siempre me enseñaron que lo importante es ser uno mismo y mostrar lo que realmente somos. Te prometo que realizaré un mapa para que todos puedan encontrar tu corazón y conocer tu verdadera historia."

Y así lo hicieron. Juntos crearon un hermoso mapa repleto de colores y fantasía que guiaba a los niños hacia la cueva de Cucozor. En el mapa, Ana le puso un lema: "El Cuco de Corazón de Oro". Con el tiempo, los niños comenzaron a llegar, primero con miedo, pero luego, al conocer a Cucozor, se dieron cuenta de que era un gran amigo. Cucozor les contaba historias, jugaba a la pelota y les enseñaba a volar entre las nubes.

Un día, en una de las visitas, una niña lloraba desconsoladamente por un sueño perdido. Cucozor se acercó y le dijo:

"-¿Qué te sucede?"

La niña respondió:

"-He perdido mi sonrisa. Nadie parece alegrarse por mí."

Cucozor entonces, con su corazón de oro, decidió crear un hermoso parque lleno de flores y colores donde todos pudieran jugar y sonreír.

"-¡Hagamos una fiesta!" exclamó, y todos se embarcaron en la aventura de crear un lugar mágico para que los sueños volvieran a florecer.

El Día de la Fiesta, Cucozor brilló con una luz increíble y todos comprendieron el verdadero significado de la amistad y la bondad. Desde entonces, el cuco más temido del País de los Sueños ya no era tratado con miedo, sino con amor, y siempre ayudaba a quienes lo necesitaban.

El corazón de oro de Cucozor brilló aún más al ver cómo los sueños de tantos niños llenaban el aire. Y así, el Cuco de Corazón de Oro se convirtió en el mejor amigo de todos, enseñando que lo que hay en el interior es mucho más importante que cualquier apariencia.

FIN.

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