El cuento de Karlita



Había una vez en un pequeño y colorido pueblo, una niña llamada Karlita. Ella era conocida por su curiosidad inagotable y su gran amor por los animales. Cada mañana, se despertaba emocionada para explorar el mundo que la rodeaba, y su abuelita siempre le decía: "Karlita, la curiosidad es el motor de los grandes descubrimientos. No dejes de explorar!".

Un día, mientras recorría el bosque cercano, Karlita escuchó un extraño ruido. "¿Qué habrá sido eso?" se preguntó. Siguiendo el sonido, encontró un pequeño pajarito atrapado entre unas ramas. "¡Oh, pobrecito! Necesitas ayuda." Dijo Karlita, acercándose con cuidado. Con sus delicadas manos, logró liberar al pajarito. Este, agradecido, le dijo: "Gracias, amiguita. Te debo mi libertad. Por favor, llámame Pico."

Karlita sonrió y dijo: "¡Hola, Pico! Me alegra haberte ayudado. Pero, ¿dónde está tu hogar?" Pico, con su pequeño pico tembloroso, contestó: "Vivo en un hermoso árbol en la cima de la colina, pero tengo miedo de volar muy alto…"

Karlita pensó por un momento. "Pico, ¿quieres que te ayude a encontrar tu valor? Tal vez yo también pueda aprender algo de ti. ¡Podríamos hacerlo juntos!"

Decididos, iniciaron su aventura hacia la colina. En el camino, se encontraron con su amigo Leo, un pequeño gato travieso. "¿A dónde van tan apurados?" preguntó Leo. "Vamos a ayudar a Pico a volar. ¡Él tiene miedo!" respondió Karlita.

Leo, siempre un poco escéptico, se rió. "¿Volver a volar? Eso suena loco, ¡los pájaros vuelan solos!"

Karlita, sin desanimarse, dijo: "Pero esto es diferente. A veces, hasta los más valientes necesitan un empujoncito."

Juntos, llegaron a un claro en el bosque donde había un gran árbol. Karlita miró hacia arriba y dijo: "Desde aquí podremos ver todo el pueblo. ¡Pico, es el lugar perfecto!"

Pico, un poco asustado, añadió: "Pero no sé si podré, Karlita…"

"¿Estás listo para intentarlo?" preguntó Leo.

"Sí, eso creo…" respondió Pico, temblando.

"¡Vamos!" animó Karlita.

Con un poco de ayuda, Karlita y Leo formaron un pequeño grupo en el borde del árbol. Karlita le dijo a Pico: "Cuando digas '¡Voy!', nosotros te empujaremos un poquito para que te sientas libre. ¡Confía en ti!"

Pico cerró los ojos, tomó aire y dijo: "¡Voy!".

Los dos amigos empujaron suavemente a Pico. El pajarito abrió los ojos y, para su sorpresa, ¡estaba volando!"¡Lo logré!" exclamó Pico, mientras comenzaba a planear en el aire.

"¡Sí, volaste!" gritaron Leo y Karlita, emocionados.

Pico hizo varios giros en el cielo, disfrutando de la sensación de libertad. Luego, descendió suavemente y aterrizó junto a sus amigos. "¡Gracias, amigos! Nunca imaginé que volar sería tan mágico. Ahora que volé, tengo que enseñarle a otros a no tener miedo."

Karlita sonrió y dijo: "A veces, necesitar ayuda no es algo malo. Todos tenemos miedos, pero enfrentarlos juntos es lo que hace la diferencia."

Esa tarde, mientras el sol comenzaba a esconderse, Karlita, Pico y Leo se prometieron seguir explorando el mundo, enfrentando cada miedo y ayudando a quienes lo necesitaran. Así, una niña curiosa, un pajarito valiente y un gato travieso formaron una amistad inquebrantable, llena de aventuras y descubrimientos.

Y desde ese día, Karlita no solo fue exploradora, sino también una gran amiga que enseñó el valor de la confianza y la valentía a todos aquellos que conocía. Y así, con cada aventura, el pueblo fue llenándose de historias sobre la pequeña Karlita, el pájaro Pico y el gato Leo, recordando siempre que juntos podían lograr lo inesperado.

FIN.

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