El cuento de los tres pimientos y el lobo



Había una vez, en un hermoso huerto, tres hermanos pimientos: uno rojo, uno verde y uno amarillo. Los tres pimientos habían decidido construirse casas para protegerse del lobo feroz que merodeaba por la zona.

El pimiento rojo, que era muy trabajador, decidió construir su casa con ladrillos rojos. El pimiento verde, que era un poco perezoso, optó por utilizar madera para construir su casa. Y el pimiento amarillo, que era muy astuto, decidió hacer su casa con ladrillos amarillos.

Un día, el lobo feroz apareció en el huerto y vio las casas de los pimientos. Primero se acercó a la casa de madera del pimiento verde y dijo: "¡Pimiento verde, pimiento verde, déjame entrar!" Pero el pimiento verde, asustado, respondió: "No, no, lobo feroz, no entrarás, no me comerás." Entonces, el lobo sopló con fuerza y la casa de madera se derrumbó.

El pimiento verde corrió a la casa del pimiento rojo, que estaba hecha de ladrillos rojos. El lobo, hambriento, llegó y le dijo: "¡Pimiento rojo, pimiento rojo, déjame entrar!" El pimiento rojo, valiente, respondió: "No, no, lobo feroz, no entrarás, no me comerás". El lobo intentó soplar la casa, pero no pudo derribarla.

Finalmente, el lobo fue a la casa del pimiento amarillo, que tenía ladrillos amarillos. "¡Pimiento amarillo, pimiento amarillo, déjame entrar!" dijo el lobo. El pimiento amarillo, muy astuto, le contestó: "Puedes intentar soplar, pero yo estaré seguro dentro de mi casa." El lobo sopló con todas sus fuerzas, pero la casa del pimiento amarillo se mantuvo firme.

El lobo, cansado y hambriento, se dio por vencido y se fue del huerto. Los tres pimientos aprendieron que la astucia y la determinación son importantes para superar los desafíos. Y desde entonces, vivieron felices y seguros en sus fuertes casas de ladrillos.

FIN.

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