El cuento valiente de Mateo
Había una vez un hermoso colegio en Curicó llamado "Colegio de las Maravillas". Era un lugar lleno de alegría y diversión, donde los niños aprendían y crecían juntos.
En este colegio había muchos estudiantes maravillosos, pero también había uno muy especial llamado Mateo. Mateo era un niño tímido y reservado que se sentía inseguro al hablar en público. Siempre pensaba que no era lo suficientemente bueno como los demás compañeros.
Un día, la profesora Ana decidió organizar una competencia de cuentos para motivar a los estudiantes a desarrollar su creatividad y superar sus miedos. Cada niño tendría que escribir su propio cuento y luego leerlo frente a toda la clase.
Mateo se emocionó con la idea, pero también le daba mucho miedo enfrentarse a todos sus compañeros. Sin embargo, decidió aceptar el desafío y comenzó a trabajar en su cuento con mucha dedicación.
Pasaron los días y Mateo se esforzaba cada vez más en su historia. Pero algo inesperado ocurrió: mientras caminaba hacia el colegio un día antes de entregar el cuento, una ráfaga de viento se llevó todas las hojas volando por el aire. Mateo estaba desesperado.
¡Había perdido todo su trabajo! No sabía qué hacer, pero entonces recordó algo importante: la verdadera magia no está solo en las palabras escritas, sino en cómo las compartimos con los demás.
Decidido a no rendirse, Mateo decidió contarle su historia oralmente a la profesora Ana. Con timidez pero valentía, se acercó a ella y le explicó lo que había sucedido. La profesora Ana escuchó atentamente a Mateo y admiró su determinación.
Le dijo que estaba orgullosa de él por no rendirse y le dio una oportunidad especial: leería el cuento en voz alta frente a toda la clase al día siguiente. Mateo se sintió emocionado pero también muy nervioso.
Pasó toda la noche practicando su cuento frente al espejo, imaginando cómo sería compartirlo con sus compañeros. Llegó el gran día y Mateo subió al estrado con un poco de temor pero mucha confianza.
Respiró hondo y comenzó a contar su historia:"-Había una vez un niño llamado Julián que tenía miedo de hablar en público. Pero un día descubrió que las palabras tienen poder cuando son compartidas con amor y valentía. "A medida que Mateo contaba su historia, todos los niños del colegio se sumergieron en ella.
Sus palabras fluían como ríos de magia, llenando el salón de risas y emoción. Cuando terminó, todos aplaudieron emocionados. Los compañeros de Mateo se acercaron a él para felicitarlo por su valentía y talento para contar historias.
Desde ese día, Mateo descubrió que no importaba si era tímido o reservado; lo importante era tener confianza en sí mismo y compartir sus ideas con los demás.
El "Colegio de las Maravillas" seguía siendo un lugar lleno de alegría y diversión, pero ahora también era un lugar donde cada niño sabía que podía superar sus miedos y brillar con su propia luz.
Y así, Mateo y sus compañeros siguieron aprendiendo y creciendo juntos, recordando siempre que las palabras tienen el poder de transformar nuestras vidas.
FIN.