El Cuervo Amistoso y el León Gruñón



Un día soleado en la selva, un cuervo llamado Curi volaba con alegría, buscando algo sabroso para picotear. Mientras sobrevolaba un claro, su mirada se posó en un majestuoso león llamado Leo. ! Qué hermoso animal! –pensó Curi, maravillado por la fuerza y la belleza de Leo. Desde ese momento, Curi se propuso entablar amistad con el león.

A pesar de que Curi era un pájaro amable y siempre ayudaba a los demás animales, Leo era conocido por ser muy gruñón y tener una actitud despectiva hacia los otros. Sus rugidos hacían temblar a todos. Pero eso no desanimó a Curi.

- ¡Hola, León! –gritó Curi mientras volaba al lado de Leo, que estaba descansando bajo un árbol.

- ¡Salí de acá, pájaro molesto! –le rugió Leo, sin mirarlo.

- Pero, León, sólo quiero ser tu amigo. Todos en la selva dicen que sos el más fuerte y valiente. –respondió Curi entusiasmado.

- No me interesan los amigos. ¡Y mucho menos si son pájaros! –contestó Leo con desdén.

A pesar del rechazo, Curi no se rindió. Día tras día, lo visitaba, intentando hacerle reír o contarle historias de lo que ocurría en la selva.

En una de esas ocasiones, mientras planeaba, Curi vio a un grupo de animales en problemas. Un tigre había atrapado a una pequeña antílope, y todos estaban asustados. Curi decidió ayudar.

- ¡Leo, ven rápido! –gritó Curi al león. –¡Hay un problema!

- ¿Qué te importa a ti, pájaro? –le respondió Leo, con desinterés.

- Está en peligro un pequeño antílope, ¡necesitamos tu ayuda!

- Es sólo un antílope.

- Pero si no hacemos algo, se quedará atrapado, ¡y nadie se atreve a acercarse al tigre! –exclamó Curi, volando nervioso.

Leo, al escuchar la desesperación en la voz de Curi, finalmente decidió moverse. Se levantó y, con pasos firmes, se acercó a la escena. Al ver al león, el tigre se asustó y huyó. El antílope, asustado pero a salvo, corrió hacia un lugar seguro.

- ¡Lo hiciste, Leo! –gritó Curi asombrado, posándose en la cabeza del león.

- Bueno, no fue tan complicado –dijo Leo, intentando esconder su satisfacción.

- ¡Pero eres muy valiente! Tomas decisiones difíciles, ¡podrías ser el héroe de la selva!

- No me interesa ser un héroe –respondió Leo, aunque una leve sonrisa se dibujó en su rostro.

Desde aquel día, Curi no dejó de visitar a Leo. Se dieron cuenta de que, aunque eran diferentes, podían hacer cosas grandiosas juntos. Leo aprendió a apreciar la amistad de Curi, quien siempre estaba dispuesto a ayudarlo a ser un mejor león.

Un día, Curi planeó un gran picnic y, sin que Leo lo supiera, invitó a todos los animales de la selva. Cuando Leo se enteró, se enojó al principio, pero después sintió curiosidad.

- ¿Por qué lo hiciste? –le preguntó Leo a Curi.

- Porque todos en la selva te admiran, y... bueno, también te tienen un poco de miedo –respondió Curi, intentando ser honesto.

- ¿Miedo de mí? –se sorprendió Leo. -¿Por qué?

- Porque eres el rey de la selva y tienes rugido poderoso –dijo Curi.

- Quizás debería ser menos gruñón –reconoció Leo.

Finalmente, el picnic fue un éxito. Todos los animales, grandes y pequeños, disfrutaron de la compañía y de las delicias que Curi había traído. Leo, aunque al principio un poco incómodo, se dio cuenta de que ser amable y hacer amigos podía ser divertido.

Así, el cuervo y el león se convirtieron en grandes amigos, mostrando a todos que, con un poco de esfuerzo y coraje, se pueden superar las diferencias y construir lazos de amistad.

Con el tiempo, Leo aprendió a ser más amable y Curi se volvió, sin duda, su mejor compañero de aventuras.

FIN.

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