El cuidado amoroso de Ardilla y sus amigos



Había una vez, en un hermoso bosque, un árbol muy especial llamado Ardilla. Este árbol era diferente a los demás, ya que tenía la habilidad de hablar y moverse como una ardilla.

Vivía felizmente en el bosque junto a sus amigos animales. Un día, Ardilla se encontraba descansando bajo su frondosa copa cuando vio llegar corriendo a Oso, su amigo más grande y fuerte. Oso parecía preocupado y agitado. -¡Ardilla! ¡Debes ayudarme! -exclamó Oso jadeando-.

Mi mamá está enferma y no sé qué hacer para ayudarla. Ardilla se puso seria y le dijo:-Tranquilo, Oso. Vamos a buscar a Mama y Papa Árbol para que nos den consejos sobre cómo cuidarla.

Sin perder tiempo, Ardilla trepó rápidamente por el tronco del árbol hasta llegar al nido de Mama y Papa Árbol. -¡Mama! ¡Papa! -llamó Ardilla desde lo alto del árbol-. Necesitamos su ayuda urgente.

La mamá de Oso está enferma y no sabemos cómo curarla. Mama Árbol salió con paso firme mientras Papa Árbol la seguía preocupado. Ambos tenían una gran experiencia en sanar enfermedades de los animales del bosque.

-Ardilla querida, vamos a ir contigo para ver cómo podemos ayudar -dijo Mama Árbol con ternura en su voz-. Pero recuerda que cada enfermedad tiene un tratamiento diferente. Debemos saber qué le pasa exactamente a la mamá de Oso para poder curarla.

Ardilla, Mama y Papa Árbol se dirigieron rápidamente hacia el hogar de Oso. Al llegar, encontraron a Oso junto a su mamá, quien estaba acostada en su cama con fiebre alta.

-Mi mamá no puede moverse y le duele mucho la cabeza -dijo Oso con lágrimas en los ojos-. ¿Qué podemos hacer? Mama Árbol examinó cuidadosamente a Mamá Oso y luego dijo:-Querido Oso, tu mamá tiene una gripe. Lo primero que debemos hacer es mantenerla abrigada y darle mucho líquido para que se mantenga hidratada.

Además, necesitará descanso para recuperarse. Oso asintió con tristeza pero confianza en sus ojos. Ardilla se acercó a él y lo abrazó. -No te preocupes, amigo. Vamos a cuidar de tu mamá juntos -dijo Ardilla con una sonrisa.

Durante días enteros, Ardilla ayudó a Oso a recolectar frutas del bosque para preparar jugos nutritivos para Mamá Oso. También llevaban ramas secas al hogar de Oso para mantenerlo caliente durante las noches frías.

Poco a poco, gracias al amoroso cuidado de todos ellos, Mamá Oso comenzó a sentirse mejor. La fiebre desapareció y su energía regresó lentamente.

Un día soleado del bosque, Mama Árbol visitó nuevamente el hogar de Oso para darle buenas noticias:-Oso querido, tu mamá está completamente curada gracias al amoroso cuidado que le brindaron tú y tus amigos. Ahora, pueden disfrutar juntos de la felicidad del bosque. Oso saltó de alegría y abrazó a Ardilla con fuerza.

-Gracias por ser mi amigo y ayudarme en este momento difícil, Ardilla. Nunca olvidaré todo lo que hiciste por mi mamá y por mí -dijo Oso emocionado. Ardilla sonrió y respondió:-Siempre estaré aquí para ti, Oso.

Los verdaderos amigos están para apoyarse en los momentos difíciles y compartir las alegrías. Y así, Ardilla, Oso y sus amigos animales continuaron viviendo felices en el bosque, sabiendo que siempre podían contar unos con otros cuando más lo necesitaran.

FIN.

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