El Cumpleaños de Clara y el Baile de los Sueños



Era un hermoso día soleado en la ciudad de Buenos Aires y hoy era un día muy especial: ¡el cumpleaños de Clara! Desde muy chiquita, Clara había alimentado su amor por el baile. Se pasaba horas en la cocina de su casa, acompañada de su mejor amiga, Mica, bailando al ritmo de la música que su mamá ponía a todo volumen.

-Clara, ¿te acordás de cómo bailamos la primera vez que escuchamos esa canción de la película de los animales bailarines? -le dijo Mica mientras entraban a la cocina.

-Sí, ¡cómo olvidar! ¡Estábamos tan emocionadas! -rió Clara, recordando lo divertido que había sido.

Hoy, Clara estaba lista para celebrar su cumpleaños y su mamá había organizado una fiesta. Había globos, torta de chocolate, y un sinfín de sorpresas. Pero había algo más: Clara soñaba con hacer un gran espectáculo de baile con sus amigos.

-¿Qué tal si hacemos un baile todos juntos para mi cumpleaños? -sugirió Clara emocionada.

-¡Sí! ¡Eso sería genial! -respondió Mica.

Clara, Mica y sus amigos se pusieron a practicar distintas coreografías. Sin embargo, mientras ensayaban, Clara notó que uno de sus amigos, Julián, se quedaba un poco atrás.

-Clara, no sé si puedo hacer esto. Los pasos son muy difíciles para mí -dijo Julián con un tono de desánimo.

-¡No te preocupes, Julián! Lo importante es que bailemos juntos y nos divirtamos. Practiquemos más y verás que lo conseguirás -lo alentó Clara con una sonrisa.

Con el tiempo y el apoyo de Clara, Julián comenzó a ganar confianza. Pero, una tarde, mientras ensayaban, Clara se tropezó y cayó. Todos la miraron preocupados.

-¿Estás bien, Clara? -preguntó Mica.

-Sí, sí, estoy bien. Solo fue un tropiezo. Pensé que era buena en esto, pero puede que tenga que rendirme... -dijo Clara con un suspiro.

-¿Rendirte? ¡Nunca! -exclamó Mica.- Todos tenemos tropiezos de vez en cuando. Lo importante es levantarse y seguir adelante.

Clara se sintió animada por las palabras de Mica y decidió que no dejaría que un pequeño accidente arruinara su día. Así que, juntos, siguieron ensayando y ajustaron la coreografía para que todos se sintieran cómodos y seguros.

Finalmente, llegó el día de su fiesta de cumpleaños. Sus amigos, vestida con coloridos disfraces, tomaron lugares en el escenario improvisado en el jardín. Clara, emocionada y un poco nerviosa, tomó una respiración profunda.

-¿Listos, chicos? -preguntó Clara a sus amigos.

-¡Listo! -respondieron todos.

La música comenzó a sonar y los movimientos de baile llenaron el aire. Todos riendo y levantando sus brazos, disfrutaron del momento. Clara se sintió inmensa, no solo por su cumpleaños, sino porque todos habían aprendido a enfrentar sus desafíos juntos.

Y así, con cada paso que daban, pasaban de ser simples niños a grandes bailarines que se apoyaban mutuamente. Cuantas más veces se caían, más se levantaban y con ello aprendían que lo importante no era ser perfectos, sino disfrutar lo que hacían juntos.

Cuando terminó el baile, sus amigos hicieron una ovación.

-¡Clara! ¡Fue increíble! ¡Eres la mejor bailarina! -exclamó Mica, abrazando a Clara.

-Sí, ¡gracias a todos por bailar conmigo! -respondió Clara, emocionada. En ese momento, comprendió que su amor por el baile no solo era por moverse al ritmo de la música, sino por compartir momentos mágicos con sus amigos.

Esa fue una fiesta de cumpleaños que no solo celebraba un año más de vida, sino que también celebraba la amistad, el esfuerzo y el hecho de levantarse después de cada caída. Clara aprendió que todos podían ser mejores si se apoyaban unos a otros y que lo que más importaba no era ser la mejor bailarina, sino disfrutar el viaje y enseñarle a alguien más a bailar. ¡Y así, la historia de Clara y su cumpleaños transformó sueños en realidad con cada paso que daba, recordándoles a todos sus amigos que en la vida, lo más importante es nunca rendirse y siempre bailar con alegría!

FIN.

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