El Cumpleaños de Clara y el Festival de Danza



Era un hermoso día soleado en el campo, el viento suave traía consigo el aroma de las flores y los pájaros cantaban alegres. Clara, la mejor bailarina de la región, se despertó con una gran sonrisa. Era su cumpleaños. Clara amaba bailar, y con cada movimiento, podía expresar su felicidad.

-Clara, ¡Feliz cumpleaños! -le gritaron Naiara y Ángela al entrar a su habitación, llevando una colorida torta con velas y globos.

-Gracias, chicas. ¡Son las mejores! -dijo Clara, emocionada.

Olga, Lydia, Moussa y Gabriela también llegaron, llenas de abrazos y buenos deseos.

-¿Qué planes tenemos hoy? -preguntó Olga, mientras todos se sentaban a la mesa.

-Pensaba que podríamos tener una fiesta de baile en el bosque -sugirió Clara, brillando de entusiasmo.

-¡Sí, eso suena genial! -respondió Lydia, con los ojos relucientes.

El grupo de amigas decidió que celebrarían el cumpleaños de Clara con un festival de danza en el bosque cercano, donde se llenaría de música y risas. Prepararon todo lo necesario: llevaban instrumentos, comida y disfraces brillantes.

Al llegar al bosque, Clara vio a sus amigas creando un escenario con flores y ramas. La música comenzó a sonar, y cada una se unió al ritmo, disfrutando de la libertad que les daba el baile.

Pero de repente, una sombra apareció. Era un viejo árbol caído que bloqueaba el camino de regreso.

-Ahora no podemos volver a casa... -dijo Moussa, preocupada.

-No se preocupen -dijo Clara con determinación-, ¡nosotras podemos hacer algo! ¿Y si bailamos y hacemos que el árbol se mueva? Tal vez, si lo hacemos con toda nuestra fuerza, logremos moverlo.

Las chicas se miraron confundidas, pero decidieron confiar en Clara. Comenzaron a bailar alrededor del árbol, mientras Clara lideraba con pasos suaves, llenos de alegría y energía.

-Minuciosamente, el árbol, al compás de su danza, comenzó a moverse levemente, como si se uniera a la celebración. -¡Miren! -exclamó Gabriela, llena de asombro.

Siguiendo lo que Clara había sugerido, las chicas bailaron más y más rápido, y, increíblemente, el árbol se fue moviendo hasta que logró salir del camino.

-¡Lo hicimos! -gritaron todas mientras la música resonaba con mayor fuerza.

-Clara, sos una genia -dijo Naiara, abrazada a ella.

Las amigas comenzaron a bailar con más entusiasmo, y en medio de risas, se olvidaron del susto. La fiesta se convirtió en un momento mágico. Al final, cuando llegó la hora de cortar la torta,

-Quiero agradecerles a todas por ser mis amigas y por hacer de este cumpleaños el mejor de todos -dijo Clara, emocionada.

-¡Feliz cumpleaños, Clara! -gritaron todas juntas con alegría, y la abrazaron.

A través de la danza y la amistad, aprendieron que a veces los problemas pueden solucionarse de una manera inesperada, solo se necesita un poco de creatividad y trabajo en equipo. La tarde se pasó entre bailes y risas, y cuando el sol comenzó a ocultarse, Clara se sintió más feliz que nunca.

Aquel cumpleaños se quedaría grabado en su corazón como un día lleno de magia, amistad y un gran recuerdo que siempre llevaría consigo. Desde ese día, decidieron que cada año celebrarían juntas, creando nuevas aventuras con bailes y risas, y siempre listas para afrontar cualquier desafío.

FIN.

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