El Cumpleaños de Hamster



Era un soleado sábado por la mañana, y la pequeña Hamster, una niña de grandes ojos brillantes y una sonrisa contagiosa, se despertó emocionada. Hoy era su cumpleaños y eso significaba sorpresas, juegos y, por supuesto, ¡regalos!

- ¡Mamá! - gritó Hamster mientras corría a la cocina. - ¿Puedo abrir mis regalos ya?

- Espera un poco, Hamster - respondió su madre con una sonrisa. - Primero tenemos que preparar todo para la fiesta.

Hamster no podía contener su felicidad. Saltaba de un pie a otro, soñando con los juguetes que podría recibir. Mientras tanto, su madre y su padre decoraban el jardín con globos y serpentinas de colores.

Cuando al fin llegó la hora, los amigos de Hamster comenzaron a llegar. La casa se llenó de risas y alegría. Al fin, fue el momento de abrir los regalos.

- ¡Sorpresa! - gritó su amiga Lila mientras le entregaba un paquete envuelto con papel brillante.

Hamster abrió el regalo con ansias. Era una muñeca hermosa, con un vestido rosa y cabello dorado.

- ¡Es preciosa! - exclamó Hamster, abrazando la muñeca con fuerza. - Gracias, Lila.

- ¡Espero que te guste! - dijo Lila con una sonrisa.

Después de abrir varios regalos, Hamster notó que había uno muy grande y misterioso en una esquina del jardín. Era un paquete que no había visto antes.

- ¿Quién trajo ese regalo? - preguntó curiosa.

- No lo sé, pero creo que podemos abrirlo - dijo Max, uno de sus amigos, acercándose al paquete.

Hamster se dirigió hacia el regalo grande, y al tocarlo, sintió un cosquilleo de emoción.

- ¡Vamos a abrirlo! - dijo, muy entusiasmada.

Todos los amigos rodearon el paquete y, juntos, comenzaron a quitar el papel de regalo. Pero justo cuando estaban a punto de descubrir qué había adentro, el viento comenzó a soplar fuerte y unas hojas volaron por el aire, haciendo que todos se reían.

- ¡Cuidado! - gritó Lila, tratando de atrapar una hoja que se le había enredado en el pelo.

Finalmente, cuando el viento se calmó, lograron abrir el gran regalo. Lo que encontraron los sorprendió a todos.

- ¡Es una caja de juegos de mesa! - exclamó Max. - ¡Guau, qué genial!

- Pero… ¿de quién es este regalo? - preguntó Hamster, todavía intrigada.

Al instante, una voz conocida se oyó detrás de ellos. Era su vecina doña Clara, una anciana simpática que vivía sola y siempre les daba caramelos a los niños.

- ¡Feliz cumpleaños, Hamster! - dijo doña Clara sonriendo. - Es un regalo de parte de todos tus vecinos. Queríamos que tu fiesta fuera especial.

- ¡Aww, gracias! - dijo Hamster, con los ojos brillando de felicidad. - ¡Me encanta!

- Pero eso no es todo - continuó doña Clara. - Quería que tu cumpleaños no solo sea sobre recibir regalos. También quería que hicieras algo especial por los demás.

- ¿Qué quieres decir? - preguntó Hamster, mirando a doña Clara con curiosidad.

- Bueno, podrías organizar una tarde de juegos en el parque con los chicos del barrio. Así todos podemos jugar juntos y compartir un poco de alegría.

Hamster se puso a pensar. ¿Y si, en vez de conservar todo para ella, compartía su felicidad con los demás?

- ¡Es una gran idea! - dijo, emocionada. - ¡Vamos a hacer una tarde de juegos en el parque! Todos pueden venir.

Y así lo hicieron. Después de la fiesta, Hamster y sus amigos fueron al parque, llevando la caja de juegos de mesa. Allí se unieron otros niños y, juntos, pasaron una tarde maravillosa. Llenaron el aire con risas, juegos, y nuevos amigos.

Al caer la tarde, Hamster miró a su alrededor y se sintió feliz no solo por los regalos que recibió, sino por la alegría que había compartido.

- ¡Este fue el mejor cumpleaños de todos! - dijo, sonriendo a su madre.

- Sí, Hamster - respondió su mamá, abrazándola. - La verdadera felicidad se encuentra en compartir momentos con los que queremos.

Hamster sonrió y se dio cuenta de que el mejor regalo no siempre viene envuelto en papel brillante. A veces, también se encuentra en las sonrisas y risas de los demás. Y en ese momento, su corazón se llenó de alegría.

Así, Hamster aprendió que la felicidad se multiplica cuando se comparte y que cada cumpleaños puede ser especial si lo vivimos rodeados de amor y amigos.

Y aunque aquel día terminó, la historia de la pequeña Hamster y su cumpleaños estaría grabada en el corazón de todos, con la certeza de que siempre se puede hacer algo lindo por los demás.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!