El Cumpleaños de la Empanada Volcán



Había una vez en un lugar mágico llamado Popayán, donde los volcanes eran tan altos que tocaban las nubes y donde cada semana, un grupo de personas organizaba un gran almuerzo comunitario. Ese día, se celebrarían los cumpleaños de todos los niños nacidos en el mes de junio, así que una gran fiesta se estaba cocinando en la cocina del pueblo.

Las empanadas volaban por los aires, llenas de todos los sabores que uno podría imaginar: carne, pollo, espinaca y hasta de dulce de leche. Un día antes del gran almuerzo, la más famosa de todas las empanadas, la Empanada Cumpleañera, decidió que quería hacer algo especial. "Voy a organizar una fiesta sorpresa para todos los cumpleañeros", pensó. Con una sonrisa en la masa dorada de su cara, comenzó a hacer planes.

La Empanada Cumpleañera necesitaba ayuda. Llamó a su mejor amiga, la empanada de pollo, que era famosa por su ingenio.

"Ayúdame a preparar la sorpresa para mañana" - dijo la Empanada Cumpleañera.

"¡Claro! Pero, ¿qué tienes en mente?" - respondió la Empanada de Pollo.

"Voy a invitar a todos los volcanes del lugar para que hagan un espectáculo de luces y colores. Va a ser inolvidable" - exclamó emocionada.

Pero había un problema. Los volcanes eran conocidos por ser impredecibles. A veces erupcionaban sin previo aviso, y la Empanada Cumpleañera sabía que debía tener un plan B. Así que, junto a la Empanada de Pollo, empezó a recolectar ingredientes mágicos en el bosque cercano para crear un encantamiento que calmaría a los volcanes.

Una vez que lograron reunir todos los ingredientes necesarios: un toque de pimienta, un puñado de sal, y un poco de hierbas que crecían solo a la sombra de las rocas, comenzaron a mezclar todo en una gran olla.

"¿Y si los volcanes no vienen?" - preguntó la Empanada de Pollo, un poco nerviosa.

"¡No te preocupes! Tendremos muchas otras sorpresas para todos. Además, son amigos, ¡no pueden resistirse a una buena fiesta!" - contestó la Empanada Cumpleañera con confianza.

Al día siguiente, el pueblo se llenó de risas y alegría mientras todos se preparaban para el gran almuerzo. La Empanada Cumpleañera y su amiga estaban listas para recibir a los cumpleañeros. La mesa estaba cubierta con coloridas empanadas y decoraciones brillantes.

Cuando llegó la hora del almuerzo, las empanadas se alinearon en la mesa, y todos los niños apostaron por su sabor favorito. Pero justo en ese instante, un fuerte estruendo resonó en el aire; uno de los volcanes comenzó a temblar.

"¡Oh no! Esos son los volcanes!" - gritó un niño, asustado.

"No se preocupen, todo estará bien" - dijo confiada la Empanada Cumpleañera mientras sacaba su olla mágica.

"¡Con este hechizo, los calmaré!" - proclamó.

Con un gran giro y un par de saltitos, la Empanada Cumpleañera lanzó los ingredientes hacia el cielo. De repente, una luz brillante cubrió a los volcanes y comenzaron a vibrar en sintonía con la música de la fiesta.

"¡Miren! Están bailando!" - exclamó uno de los niños, y todos empezaron a aplaudir y reír.

"¡Es increíble!" - dijo la Empanada de Pollo, emocionada.

"¡Están disfrutando tanto como nosotros!"

Los volcanes, que para sorpresa de todos, comenzaron a lanzar pequeñas chispas de colores, llenando el cielo con un espectáculo de fuegos artificiales que iluminó la celebración. Cada cumpleañero recibió su porción de empanada y brindaron en honor a la amistad y la diversión.

Esa noche, con el cielo lleno de colores y el aroma de empanadas rondando en el aire, todos los niños de Popayán aprendieron que lo más importante en una celebración no eran solo los regalos, sino compartir momentos especiales con amigos y disfrutar de la magia de la vida.

"¡Feliz cumpleaños a todos!" - gritó la Empanada Cumpleañera,

"¡Y que viva la amistad!" - agregó la Empanada de Pollo, mientras se unían en un abrazo.

Y así fue cómo en el pueblo de Popayán se celebró el cumpleaños más mágico y divertido que jamás se haya visto. Y, por supuesto, desde ese día, cada año las empanadas prometieron hacer una gran fiesta para celebrar la amistad, el amor y la diversión.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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