El Cumpleaños de la Marmota



Era un hermoso día en el bosque. El sol brillaba y una suave brisa acariciaba las hojas. El astuto zorro, el rápido conejo y el diligente colibrí se habían reunido para planear una fiesta sorpresa para su amiga la marmota, que cumplía años.

"¡Tengo la mejor idea!" – dijo el zorro con su voz suave y persuasiva. – "Vamos a hacerle un pastel de frutas que le encantará. Pero, para eso, necesitamos conseguir los ingredientes primero."

- “¡Sí! Pero no tenemos mucho tiempo. La marmota estará despierta pronto!" – exclamó el conejo, moviendo sus orejas con ansiedad.

"Yo puedo ir volando a recoleccionar frutas de todos los árboles alrededor del río," – dijo el colibrí, batiendo sus alas rápidamente. – "Con mi velocidad, volveré en un abrir y cerrar de ojos."

"¡Perfecto! Mientas tanto, yo puedo conseguir un poco de miel del panal," – propuso el zorro, confiado en su astucia. – "¿Quién se encarga de cruzar el río?"

"Yo me encargaré de eso," – afirmó el conejo. – "Mi salto es tan alto que puedo deslizarme sobre el agua. ¡Nadie llega más rápido que yo!"

Así que se dividieron las tareas. El colibrí voló rápidamente en busca de fresas y moras, el zorro se encaminó hacia el panal, y el conejo se preparó para cruzar el río. Pero, cuando el conejo llegó a la orilla del río, se dio cuenta de que estaba más caudaloso de lo que había pensado.

"¡Oh no! ¡No puedo saltar tan lejos!" – se preocupó el conejo.

Mientras tanto, el colibrí regresó con las frutas en su pequeño pico, pero vio al conejo desanimado.

"¿Qué sucede, amigo?" – preguntó el colibrí, mientras agitaba sus alas.

"No puedo cruzar el río, está muy profundo. ¡Voy a llegar tarde a la fiesta!" – respondió el conejo, tratando de no llorar.

"No te preocupes, tengo una idea," – dijo el colibrí. – "Voy a volar hasta la otra orilla y te diré cómo llegar. ¡Así podrás saltar con más fuerza!"

El colibrí voló alto, y desde el aire pudo ver un tronco flotante que estaba justo enfrente del conejo.

"¡Salta hacia ese tronco!" – gritó desde arriba.

El conejo, animado, se concentró y con su mejor salto, llegó al tronco y rápidamente corrió hacia la otra orilla.

Mientras tanto, el zorro había conseguido la miel, pero no pudo regresar de la manera fácil. Se encontró con un grupo de ardillas que estaban jugando.

"¿Puedo pasar?" – preguntó el zorro un poco ansioso.

"Sí, pero solo si haces un truco," – retaron las ardillas.

Sin dudar, el zorro hizo un rápido giro y una voltereta en el aire. Las ardillas quedaron tan impresionadas que le dejaron pasar sin dudar.

Finalmente, el colibrí y el conejo se encontraron con el zorro en el claro del bosque.

"¡Llegamos!" – dijeron juntos, mientras colocaban todos los ingredientes sobre una piedra plana.

Con rapidez y buen humor, comenzaron a mezclar las frutas, la miel y un poco de harina que el zorro había encontrado antes. El aroma del pastel llenó el aire y con gran emoción, lo colocaron sobre una hoja grande de plátano.

"¡Listo! Ahora debemos ir al hogar de la marmota antes de que se despierte," – dijo el colibrí, aunque el sol ya comenzaba a salir más brillante.

Así que, todos juntos, corrieron atravesando el bosque, y justo en ese momento, la marmota salió de su casa.

"¿Qué pasa?" – preguntó la marmota al ver a sus amigos tan emocionados.

"¡Sorpresa! Es tu cumpleaños, y te hemos preparado una fiesta con un pastel de frutas!" – gritaron juntos.

La marmota sonrió de oreja a oreja al ver a sus amigos y el delicioso pastel.

"¡No puedo creerlo! ¡Gracias, amigos! No hay nada mejor que tener amigos que se preocupan por mí y trabajan juntos para hacerme feliz," – dijo la marmota, llena de gratitud.

Y así, el zorro, el conejo y el colibrí aprendieron que con trabajo en equipo y amistad, podían superar cualquier obstáculo. ¡La fiesta fue un éxito, y el bosque resonaba con risas y canciones hasta el caer de la tarde!

Al final del día, los tres amigos comprendieron que lo más valioso no era el pastel, sino los momentos compartidos y el amor que se tenían.

"Siempre juntos, siempre amigos," – dijo el conejo, mientras todos levantaban su vaso de néctar para brindar.

Y así terminó la fiesta, con promesas de futuras aventuras y celebraciones.

FIN.

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