El Cumpleaños de las Gallinas



Había una vez un patito llamado Don Felipe que, un caluroso día de verano, decidió salir a nadar en el lago. Mientras chapoteaba alegremente, algo brillante atrapó su atención. Era una granja amarilla que parecía cobrar vida.

Con curiosidad, nadó hacia la orilla y al acercarse, se dio cuenta de que la granja estaba llena de globos de todos los colores, una gran torta decorada con fresas y muchas gallinas danzando, todas vestidas con coloridos vestidos llenos de puntos.

"¡Hola!" - dijo una gallina con un sombrero amarillo. "¿Eres nuevo por aquí?"

"Sí, soy Don Felipe, el patito curioso. Me pregunto, ¿de quién es el cumpleaños?" - preguntó Felipe, emocionado.

"¡Es el cumpleaños de la granja!" - respondió otra gallina que llevaba un vestido rojo con lunares. "Es la Fiesta de la Amistad. Todos los años celebramos lo bonito que es vivir juntos aquí. ¡Deberías quedarte!"

Don Felipe se sintió entusiasmado. Nunca había escuchado de una fiesta así. Sin pensarlo dos veces, decidió unirse a la celebración. Pero al instante, notar que no había ninguna silla para él.

"¿Y cómo voy a sentarme?" - preguntó Felipe decepcionado.

"No te preocupes," - dijo la gallina del sombrero amarillo. "¡Podés sentarte en la mesa de la amistad! Cada año, un amigo especial de la granja es invitado a compartir un lugar en nuestra mesa. Este año, eres tú."

Los ojos de Felipe brillaron de felicidad. "¿De verdad? ¡Eso suena maravilloso!" - exclamó.

La fiesta comenzó, la música empezó a sonar, las gallinas cantaban y bailaban, y todos compartían algunas de las delicias de la torta. Don Felipe, agradecido, decidió que también quería aportar a la fiesta.

"¿Puedo ayudar en algo?" - preguntó.

"Sí, podrías hacernos una canción sobre el agua y la amistad", - sugirió una gallina entusiasta.

Y así, Don Felipe, sin pensarlo dos veces, se subió a una pequeña caja y comenzó a cantar. Su melodía era dulce y alegre, y rápidamente todas las gallinas se unieron, creando un coro armonioso.

Pero cuando la fiesta estaba en su punto más alto, un soplo de viento desató uno de los globos que voló alto y liberó un susurro mágico que atrajo la atención de todos.

"¡Ahhh!" - gritaron las gallinas al ver cómo el globo se alejaba.

"¡No se preocupen!" - dijo Felipe. "Puedo volar por un momento para atraparlo."

Las gallinas se miraron con sorpresa. Nunca pensaron que un patito pudiera hacer eso. Todos se quedaron en silencio mientras Don Felipe batía sus alas y, con un pequeño salto, logró alcanzar el globo, regresando poco después con una gran sonrisa.

"Lo atrapaste, Don Felipe!" - gritaron las gallinas, aplaudiendo con alegría.

Felipe, emocionado por la confianza que le habían dado, decidió demostrarles que todos eran valiosos, sin importar su forma o tamaño.

"A veces tenemos que creer en nosotros mismos y en las capacidades que tenemos. ¡Por eso espero que siempre celebremos la amistad juntos!" - dijo Felipe con entusiasmo.

Desde aquel día, la granja amarilla no solo celebraba cumpleaños, sino también la amistad y la diversidad. Don Felipe se convirtió en el héroe del día, y cada año, era parte especial de la Fiesta de la Amistad, donde todos llevaban una lección: la verdadera celebración está en la unión y la diversidad.

Y así, en esa primavera llena de música, amistad y muchas tortas, Don Felipe siguió explorando su mundo mientras hacía nuevos amigos a su alrededor.

FIN.

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