El cumpleaños de las gemelas y la poda del árbol


Lucía y Agustina eran dos gemelas idénticas que se amaban profundamente. Siempre habían estado juntas en todo, desde el día en que nacieron hasta hoy, su cumpleaños número catorce.

Era un día especial para ellas, ya que habían planeado una gran fiesta de cumpleaños con todos sus amigos y familiares. La casa estaba decorada con globos y serpentinas de colores brillantes, y la mesa estaba llena de deliciosas golosinas.

Lucía se acercó a Agustina mientras esperaban a que llegaran los invitados: "¡Estoy tan emocionada por nuestra fiesta de cumpleaños! Este es nuestro día especial". Agustina le sonrió: "Sí, lo sé. Pero también deberíamos hacer algo especial para celebrar nuestro decimocuarto cumpleaños juntas".

Lucía asintió: "¿Qué sugieres?"Agustina pensó por un momento antes de responder: "Me encantaría hacer algo bueno por alguien más. Algo que nos haga sentir bien". Lucía sonrió: "Me parece una idea genial.

¿Pero qué podemos hacer?"Fue entonces cuando escucharon un ruido afuera. Salieron corriendo al patio trasero y encontraron a su vecino anciano tratando de podar el árbol en su jardín. "¡Hola Don Julio!" dijo Lucía.

Don Julio les devolvió la sonrisa pero parecía cansado: "Hola chicas, ¿cómo están? Estoy tratando de terminar esto antes del mediodía". Agustina miró el árbol desordenado y lleno de ramas rotas: "Nosotras podemos ayudarlo". Don Julio pareció sorprendido: "¿En serio? Eso sería maravilloso, pero no quiero molestarlas en su cumpleaños".

Lucía negó con la cabeza: "No es ninguna molestia. Queremos hacer algo bueno por alguien más hoy". Las gemelas se pusieron a trabajar de inmediato, reagarrando las ramas y cortando las que estaban rotas.

Don Julio les mostró cómo podar el árbol correctamente y ellas siguieron sus instrucciones. Después de un rato, el árbol lucía mucho mejor y las chicas estaban sudorosas pero felices. Don Julio estaba muy agradecido: "Muchísimas gracias chicas, esto me habría llevado todo el día solo".

Agustina sonrió: "No hay problema, estamos encantadas de haberlo ayudado". Más tarde esa noche, mientras soplaban las velas del pastel de cumpleaños rodeadas por amigos y familiares, Lucía y Agustina sabían que habían hecho algo especial ese día.

Habían aprendido que hacer algo bueno por alguien más puede hacernos sentir bien también.

Y así fue como celebraron su decimocuarto cumpleaños juntas con una fiesta llena de amor y amistad, sabiendo que habían hecho una diferencia en la vida de alguien más ese día.

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