El cumpleaños de los 4 animalitos


Había una vez en el hermoso bosque de La Patagonia, una fiesta muy especial. Era el cumpleaños de Lila, la conejita de cinco años, y todos los animalitos del bosque estaban invitados. Llegó el día del gran festejo, y entre saltos y corrillos, se reunieron alrededor de una bonita mesa decorada con globos y una deliciosa torta de zanahoria. Los invitados eran Pipo el zorro, Ricky el mapache, Lisa la ardillita y Tom el osito. Todos estaban emocionados y ansiosos por empezar a festejar. Pipo trajo un juego de bloques, Lisa una pelota, Ricky una colección de crayones y Tom un camión de juguete.

Pronto la fiesta estaba en su mejor momento. Los animalitos jugaban y reían, pero cuando llegó el momento de compartir los juguetes, la alegría se desvaneció. Pipo quería los crayones de Ricky, Lisa quería el camión de Tom, y así sucesivamente. Los animalejos empezaron a pelear, tironeando de los juguetes y haciendo muecas. Lila la conejita se sintió muy triste al ver cómo sus amigos se peleaban, así que decidió hablar con ellos.

- ¿Por qué pelean? - les preguntó con tristeza. - La fiesta es para divertirnos y compartir, no para pelearnos.

- Pero yo quiero el camión de Tom, ¡es mucho más divertido que mi pelota! - exclamó Lisa con frustración.

- Y yo quiero los bloques de Pipo, ¡necesito construir algo genial! - agregó Ricky con enojo.

- Escuchen, sé que todos quieren jugar con los juguetes de los demás, pero no es correcto pelear por ellos. Debemos aprender a compartir y ser amables. ¿No sería mejor encontrar una solución juntos? - les dijo Lila con voz suave.

Los animalitos se miraron entre ellos, reflexionando sobre las palabras de Lila. De repente, Tom el osito tuvo una brillante idea.

- ¡Ya sé! ¿Qué tal si cada uno comparte su juguete favorito por un rato, y luego rotamos para que todos puedan jugar con cada uno? Así todos podríamos divertirnos con todos los juguetes. ¿Qué les parece?

Los demás animales se miraron, y luego asintieron con una sonrisa. Así que empezaron a intercambiar sus juguetes, y todos descubrieron lo divertido que era jugar con algo diferente. Los bloques de Pipo se combinaban perfectamente con los crayones de Ricky, y la pelota de Lisa rodaba alrededor del camión de Tom. La fiesta se volvió aún más alegre y llena de risas, y finalmente, todos entendieron que compartir era mucho mejor que pelear por los juguetes.

Al final de la tarde, los 4 animalitos se dieron cuenta de que la amistad y la generosidad eran mucho más importantes que los juguetes materiales. Siempre recordarían la lección que habían aprendido en el cumpleaños de Lila, y se prometieron ser siempre amables y considerados con los demás. Y así, en el hermoso bosque de La Patagonia, la amistad entre Pipo, Ricky, Lisa, Tom y Lila se volvió más fuerte que nunca.

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