El Cumpleaños de Luna
Había una vez una pequeña niña llamada Luna que cumplía años el 24 de diciembre. Desde muy chiquita, ella deseaba tener un cumpleaños lleno de sorpresas, juegos y risas como las que veía en los cumpleaños de sus amigos. Sin embargo, cada vez que llegaba su cumpleaños, la familia de Luna solo se enfocaba en la celebración de la Navidad, haciendo que ella se sintiera un poco olvidada.
Un día, mientras se preparaban para la Navidad, Luna, con un suspiro, le dijo a su mamá:
"Mamá, no me gusta cumplir años el 24 de diciembre. Todos están tan ocupados con la Navidad que mi cumpleaños pasa desapercibido. Solo me traen un pastel y luego es todo sobre los regalos, los arbolitos y las luces."
Su mamá, que la amaba mucho, la miró con ternura y le respondió:
"Entiendo que te sientas así, pero este año podríamos hacer algo diferente. ¿Qué tal si combinamos las dos celebraciones y le damos un toque especial a tu cumpleaños?"
Luna se emocionó con la idea.
"¿En serio, mamá?"
"Sí, ¿por qué no organizas una fiesta de cumpleaños navideña?"
Luna comenzó a planificar su fiesta. Hizo invitaciones en forma de copos de nieve y campanas. Pensó en juegos que pudiera compartir con sus amigos, como la búsqueda de regalos escondidos en la casa.
El día de su cumpleaños, sus amigos llegaron con sonrisas y gorritos de fiesta. La casa estaba decorada con luces brillantes, pero también con globos y serpentinas de colores.
"¡Feliz cumpleaños, Luna!" gritaron todos al entrar.
"¡Gracias! Estoy tan feliz de tenerlos aquí, ¡haremos una gran fiesta!"
Pero al llegar lo inesperado: en medio de la celebración, la puerta sonó. Era el abuelo de Luna, que no había podido llegar a la fiesta.
"¡Abuelo! ¡Te extrañamos!" exclamó Luna.
"Luna, tengo algo muy especial para vos."
De su bolso, el abuelo sacó un libro enorme.
"Este es un libro de cuentos de cumpleaños. Cada historia tiene un par de personajes mágicos que viven aventuras en sus cumpleaños. Y hay una historia para cada día del año. Así que aunque tu cumpleaños sea en Navidad, siempre podrás encontrar tu propia aventura. ¿Te gustaría que leamos uno juntos?"
Luna no podía creer lo que escuchaba.
"¡Sí, abuelo, por favor!"
Mientras todos se sentaban a escuchar las historias, Luna comenzó a darse cuenta de que aunque su cumpleaños caía en un día especial, eso no significaba que no pudiera hacerlo único. Ella misma podría crear su propio cuento cada año.
Después de la lectura, se llevó a cabo la parte más divertida: el juego de la búsqueda del regalo. Luna escondió pequeñas sorpresas y los niños corrieron por la casa, riendo, buscando las sorpresas.
"¡Lo encontré!" gritó uno de sus amigos, sosteniendo una pequeña campana de Navidad.
La tarde estuvo llena de risas y nuevas memorias. Cuando llegó el momento de cortar el pastel, Luna sonrió al ver a todos a su alrededor.
"Este es el mejor cumpleaños, gracias a todos ustedes y también a mi abuelito. Prometo que cada 24 de diciembre será un día mágico, tanto como la Navidad y mi cumpleaños juntos."
Y así, con el tiempo, Luna aprendió que su cumpleaños no tenía que ser una competencia con la Navidad. En vez de sentir que su día se oscurecía por las fiestas, decidió que sería una celebración compartida. Con cada año, inventaba nuevas tradiciones que combinaban lo mejor de los dos mundos.
Desde entonces, cada 24 de diciembre, Luna esperaba con ansias su cumpleaños. No solo por el pastel, sino porque había aprendido que lo más importante era estar rodeada de amor, risas y esos momentos mágicos que marcan la vida.
Y cada vez que veía el brillo de las luces navideñas, sonreía, porque cada destello le recordaba las aventuras que vivía en su cumpleaños, ese día en que todas las estrellas brillaban solo para ella.
Y así fue como Luna encontró la verdadera magia de su cumpleaños: compartir, crear y celebrar con quienes más quería.
Desde ese día, cada año también se convirtió en un nuevo capítulo de su cuento personal.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.