El cumpleaños de Marta



Había una vez una niña llamada Marta que estaba muy emocionada porque se acercaba su cumpleaños. Marta era una niña alegre y curiosa, siempre buscando nuevas aventuras.

Vivía en una pequeña casa con su mamá y sus dos mascotas, un perro llamado Ricardo y un gato llamado Oscar. El día de su cumpleaños finalmente llegó, y Marta se despertó con una sonrisa en su rostro. Corrió hacia la cocina donde su mamá ya estaba preparando el desayuno.

"¡Feliz cumpleaños, mi querida Martita!" dijo la mamá de Marta mientras le daba un fuerte abrazo. Marta estaba ansiosa por abrir sus regalos, pero primero tenía que esperar a que llegaran los invitados.

Pronto, Ricardo y Oscar comenzaron a maullar y ladrar al oír el timbre de la puerta. Era hora de celebrar. Los invitados entraron a la casa llevando coloridos globos y regalos envueltos en papel brillante.

Había juegos divertidos para jugar y deliciosa comida para comer. Pero lo más importante para Marta era tener a sus seres queridos reunidos en ese día tan especial. Después de cantar el feliz cumpleaños, todos se sentaron alrededor de la mesa para disfrutar del pastel.

La mamá de Marta había hecho un pastel especial de manzana, sabiendo muy bien que esa era la fruta favorita de su hija. Mientras todos disfrutaban del dulce sabor del pastel, Ricardo decidió hacerle una travesura a Oscar.

Se acercó sigilosamente al gato y le robó un juguete que estaba cerca de él. Oscar, enojado por la travesura de Ricardo, comenzó a perseguirlo por toda la casa.

Marta y su mamá se rieron a carcajadas mientras veían a los dos amigos animals correr frenéticamente. Finalmente, Ricardo decidió rendirse y devolverle el juguete a Oscar.

Marta les dio un abrazo a ambos y les dijo: "¡Son los mejores amigos del mundo!"Después de jugar mucho tiempo, todos estaban muy cansados. Los invitados se despidieron con sonrisas en sus rostros y prometieron volver pronto para otra aventura divertida. Marta se acostó esa noche con el corazón lleno de alegría.

Había tenido un cumpleaños maravilloso rodeada de amor y diversión. Sabía que siempre podría contar con su mamá, Ricardo y Oscar para hacerla feliz.

Desde ese día, Marta aprendió una valiosa lección: la verdadera felicidad no está en los regalos materiales o en las cosas costosas, sino en compartir momentos especiales con las personas (y mascotas) que amamos. Y así fue como Marta creció siendo una niña llena de gratitud y amor hacia aquellos que siempre estuvieron ahí para ella.

FIN.

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