El Cumpleaños de Princesa de Ámbar
Era un hermoso día de primavera y Ámbar estaba emocionada. ¡Hoy era su cumpleaños! Su mamá y su papá le habían preparado una fiesta de princesa, con globos de colores, una hermosa torta y muchas sorpresas. Todos sus seres queridos, amigos y su querido hermano Noah llegarían pronto.
"-¡Feliz cumpleaños, Ámbar!" le gritó Noah mientras entraba a la casa. Él llevaba en sus manos un enorme regalo envuelto en papel dorado.
"-Gracias, Noah! No puedo esperar para abrirlo", respondió Ámbar con una enorme sonrisa.
La casa estaba decorada con coronas de papel, varitas mágicas y un gran cartel que decía: "¡Feliz Cumpleaños, Princesa Ámbar!". Todos los niños del barrio llegaron para celebrar y juntos comenzaron los juegos. Organizaron una búsqueda del tesoro que llevaba a los más pequeños a varios puntos del jardín, donde podían encontrar pequeñas sorpresas y dulces.
Pero, de repente, algo inesperado sucedió. El viento comenzaba a soplar fuerte y un par de globos se soltaron del arco decorativo. Ámbar miró hacia arriba, preocupada.
"-¡Oh no! Mis globos!" exclamó.
"-No te preocupes, Ámbar", le dijo Noah. "Tal vez podamos alcanzarlos juntos". Ámbar nunca había pensado en eso. Después de todo, eran sólo globos, ¿no? Pero había algo en los globos que la hizo sentir que era importante recuperarlos.
"-¡Vamos, entonces!" dijo decidida, mientras daba un paso al frente.
Noah, Ámbar y algunos de sus amigos corrieron tras los globos. Al principio, parecía que no tendrían suerte. Los globos subían cada vez más alto. Pero Ámbar, que observaba con atención, notó que uno de los globos se estaba atorando en un árbol cercano.
"-¡Allí! ¡Se quedó atascado!" gritó Ámbar emocionada.
Los niños se agruparon y planearon cómo hacerlo. "-Yo puedo trepar el árbol, y ustedes pueden atraparlo cuando baje", sugirió Noah. Todos estuvieron de acuerdo y, con un poco de esfuerzo, Noah escaló con cuidado.
"-¡Estoy casi ahí!" dijo, estirando su brazo. Finalmente, con un último esfuerzo, logró desatar el globo y regresó a la tierra, triunfante.
"-¡Lo logramos!" gritaron todos, mientras Ámbar abrazaba a Noah.
Pero no solo recuperaron los globos. Ámbar se dio cuenta de que, a pesar de la preocupación y el pequeño susto, todos se habían unido y trabajado en equipo para resolver el problema. Su día de princesa se había convertido en un día de aventura y amistad.
"-A veces, las cosas no salen como uno espera, pero eso no significa que no podamos encontrar diversión en el camino", reflexionó Ámbar.
Al final de la fiesta, mientras todos disfrutaban de la torta y cantaban "¡Feliz cumpleaños!", Ámbar se sintió muy agradecida. Se dio cuenta de que lo que realmente hizo especial su cumpleaños no fueron los globos o la torta, sino el amor y la alegría compartidos con su familia y amigos.
"-Gracias por todo, ustedes son mis príncipes y princesas", dijo Ámbar sonriendo. Todos rieron y levantaron sus vasos de jugo "-¡Salud!". El día terminó con risas y bailes bajo un cielo lleno de estrellas, y Ámbar supo que siempre recordaría este día.
Desde ese cumpleaños en adelante, cada vez que algo no salía según lo planeado, Ámbar y Noah recordaban aquella aventura y entendieron que, juntos, podían enfrentar cualquier desafío con alegría. Así, la verdadera magia estaba en la amistad y el amor que compartían.
Y colorín colorado, este cuento ha terminado.
FIN.