El Cumpleaños del Burro
Era un día soleado en la selva. Todos los animales estaban emocionados porque era el cumpleaños de Don Burro, el más trabajador y amable de todos. La noticia se había esparcido rápidamente: ¡había fiesta!
Los pájaros chirriaban felices y, mientras volaban en círculo, comenzaban a preparar la decoración. Las flores de todos los colores adornaban los árboles y las hojas brillaban con el sol.
"Yo traigo la gaseosa!" - dijo Lora la loro, que siempre tenía una bebida refrescante lista para alegrar el día.
"Y yo traeré la leche de la granja!" - añadió mami Cabra, que estaba muy emocionada.
"Yo me encargaré del agua!" - comentó Pato, chapoteando en el arroyo cercano.
Cuando todo estuvo listo, los animales se juntaron alrededor de un gran árbol, donde habían colocado una hermosa torta hecha de zanahorias, el postre favorito de Don Burro.
Cuando el burro llegó, todos lo recibieron con un gran grito:
"¡Feliz cumpleaños, Don Burro!"
Don Burro, con su gran corazón, se sonrojó.
"Gracias, amigos! No necesito nada para mi cumpleaños, solo tenerlos a ustedes aquí es suficiente."
Pero sus amigos tenían algo especial preparado. Cada uno le entregó un regalo. Lora le trajo un hermoso sombrero de paja, Mami Cabra un par de zapatos nuevos y Pato un silbido de madera que había hecho con sus propias patas.
"No tengo palabras para agradecerles! Todo es tan hermoso!" - exclamó Don Burro, tocando cada regalo con ternura.
Después de disfrutar de un delicioso banquete, comenzaron a brindar.
"¡Por la salud de Don Burro!" - gritaron todos antes de sorber las bebidas. La gaseosa hacía burbujas y todos reían al beber.
"¡Y por la amistad!" - agregó mami Cabra mientras miraba a su alrededor con alegría.
Como la noche ya había caído y las estrellas comenzaron a brillar, el grupo se acomodó cerca del árbol, sintiendo la calidez del momento compartido. De repente, el ambiente se tornó un poco inquieto cuando el misterioso Rugido, el tigre de la selva, apareció entre la bruma.
"¿Qué hacen en mi territorio?" - preguntó Rugido con una voz profunda.
Todos quedaron paralizados, pero rápidamente Don Burro se adelantó.
"¡Estamos celebrando mi cumpleaños! ¡Estamos de fiesta aquí!"
"Aquí no queremos problemas, solo diversión y amistad," agregó Lora, intentando romper el hielo.
Rugido frunció el ceño, pero al mirar los rostros alegres de los animales, algo en su interior comenzó a cambiar.
"Es… es mi primera vez viendo una fiesta. Nunca he tenido amigos."
"¡Te invitamos a unirte!" - dijo Mami Cabra con una cálida sonrisa.
"Sí! ¡Nos encantaría tenerte!" - agregó Pato, animándose.
Rugido dudó un momento, pero la calidez de la invitación lo conmovió. Así que, un poco nervioso, se acercó y se unió a la celebración.
"Está bien, un ratito. Solo avisen si me necesitan."
Durante la fiesta, se dieron cuenta de que Rugido tenía muchas historias divertidas sobre sus aventuras en la selva, lo que hizo reír a todos. Así fue como, sin darse cuenta, también se hizo parte del grupo y su corazón comenzó a abrirse a la idea de la amistad.
Cuando la fiesta llegaba a su fin y todos estaban listos para dormir, el ambiente seguía lleno de risas y buenos momentos. Don Burro, con el rostro iluminado, dijo:
"Hoy he aprendido que la amistad puede venir de los lugares más inesperados. Estoy muy agradecido a cada uno de ustedes. Y también a ti, Rugido, por unirte a nosotros."
Rugido sonrió por primera vez y respondió:
"No sé cómo expresar lo que siento, nunca imaginé disfrutar tanto. Quizás… ¿este no sea el último cumpleaños que celebre con ustedes?"
Todos rieron y, así, se despidieron, prometiendo que cada cumpleaños sería más especial si todos estaban invitados. Y así, la selva sonó con canciones de risa, ecos de pasos felices mientras se dirigían a sus hogares.
Don Burro se durmió esa noche con su nuevo sombrero de paja sobre su almohada, rodeado de amigos y con un corazón lleno de amor, sabiendo que la amistad es el mejor regalo.
Desde ese día, cada año, la fiesta de cumpleaños de Don Burro no solo celebraba su vida, sino también la unión de todos los animales de la selva, incluido Rugido, el tigre que había aprendido el significado de la verdadera amistad.
FIN.