El Cumpleaños del Tigre y el Oso Payaso



Era un día soleado en la selva, y todos los animales estaban emocionados porque el gran Tigre Ramón cumplía años. La fama de Ramón lo precedía: todos sabían que hacía las mejores fiestas, con juegos y deliciosos manjares. Sin embargo, este año, un pequeño inconveniente había surgido: ¡no tenían un show contratado!

En medio de la confusión, el Oso Tito, que siempre había sido un poco torpe pero muy creativo, tuvo una idea brillante.

"¿Y si me disfrazo de payaso? ¡Puedo hacer reír a todos!" - exclamó Tito, con sus ojos chispeantes de emoción.

"Pero Tito, ¿sabés hacer trucos de payaso?" - preguntó la Jirafa Lila, arqueando su largo cuello para ver mejor.

"No sé, pero puedo intentarlo. ¡No puedo dejar que Ramón tenga un cumpleaños aburrido!" - respondió Tito decidido.

Tito pasó todo el día preparándose. Pintó su cara de colores vivos, se puso una gran nariz roja y se vistió con un traje de colores que había encontrado en la cueva. Cuando terminó, ¡se veía increíble! No podía esperar a mostrarle a Ramón y a todos los demás.

El primer reto fue mantener el secreto. Tito reunió a los otros animales en un rincón de la selva.

"Escuchen, amigos, yo seré el payaso del cumpleaños de Ramón, pero no le digan a nadie. Quiero que sea una sorpresa." - dijo Tito.

Todos los animales aplaudieron y empezaron a idear algunos juegos y trucos para ayudar a Tito.

La fiesta comenzó y el Tigre Ramón llegó con una gran sonrisa al lugar decorado con hojas y flores.

"¡Sorpresa!" - gritaron todos los animales al unísono.

La fiesta ya estaba en marcha, pero el Oso Tito se estaba sintiendo un poco nervioso. Era su momento de brillar, pero se dio cuenta de que no sabía qué hacer.

Mientras miraba a su alrededor lleno de confianza, pensó: "¡No puedo rendirme ahora!". Se acercó a los demás.

"Voy a hacer algo especial. ¡Voy a contar chistes!" - anunció Tito, aunque en el fondo no tenía idea de si era gracioso.

Empezó:

"¿Saben por qué los pájaros no usan Facebook? ¡Porque ya tienen Twitter!"

Los animales se rieron, ¡tanto que hasta el elefante se inclinó hacia atrás!

Con cada chiste, Tito se sentía más cómodo. Pero, en medio de un juego, se le ocurrió hacer un actito que involucraba malabares con frutas. Sin embargo, en su intento, ¡las frutas empezaron a rebotar! Una de ellas, una piña, terminó en la cabeza del Canguro Carlitos, que se puso a saltar asustado.

"¡Ay, Tito! ¿Qué hacés?" - gritó Carlitos, mientras los demás se reían a carcajadas.

"¡Fue parte del show!" - respondió Tito avergonzado pero con una sonrisa.

La fiesta continuó con un sinfín de juegos devorando tortas de frutas y bailando. Pero Tito, exhausto tras tanta diversión, de repente sintió algo raro en sus labios. Los colores de la pintura no se iban. Al final del día, los labios del Oso estaban más rojos que nunca.

"¡Mirá lo que me pasó!" - se quejó Tito mientras mostraba su reflejo en un río.

"¡Increíble! Parecés un verdadero payaso ahora!" - rió Ramón, muy contento por la sorpresa y el esfuerzo de su amigo.

Los días siguieron y Tito no lograba quitarse el maquillaje. Al principio, se sintió un poco avergonzado, pero pronto se dio cuenta de que su nuevo look traía sonrisas a todos los que pasaban.

Se volvió una especie de estrella en la selva. Los animales empezaron a llamarlo 'Oso Payaso', y eso le hizo sentir especial.

"¡A veces las cosas no salen como esperabas!" - le dijo la Jirafa Lila, que disfrutaba de la broma.

"Pero eso no significa que no puedas brillar. ¡Lo hiciste genial, Tito!" - insistió!

Tito aprendió que aunque su actuación no fue perfecta, su esfuerzo y dedicación alegraron a todos. Además, comprendió que el verdadero valor de la alegría radica en atreverse a hacer reír y ser uno mismo.

Así que, siempre que Tito veía que alguien estaba triste, se ponía su nariz roja y llenaba la selva de risas, y todos le agradecían por ser el Oso Payaso que había hecho del cumpleaños de Ramón un día inolvidable.

FIN.

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