El Cumpleaños Mágico de Damián



En un hermoso pueblo llamado Villa Alegre vivía Damián, un niño muy divertido que siempre estaba lleno de energía y alegría. Damián tenía grandes amigos con los que jugaba todos los días después de la escuela.

Se reían juntos, compartían sus meriendas y se divertían explorando cada rincón del pueblo. Se acercaba el 7 de marzo, el cumpleaños de Damián, y él estaba muy emocionado.

Sabía que su familia le prepararía una fiesta sorpresa, pero lo que no sabía era que esa fiesta sería diferente a todas las demás. Una semana antes de su cumpleaños, Damián descubrió algo especial en el parque del pueblo. Era un árbol mágico con hojas brillantes y flores de colores vibrantes.

Al acercarse al árbol, una voz suave resonó en su cabeza: "Damián, soy el Árbol de los Deseos. En tu cumpleaños, tendrás la oportunidad de pedir un deseo especial". Damián no podía creer lo que escuchaba.

¡Un deseo especial para su cumpleaños! Durante toda la semana pensó en qué desearía cuando llegara el día 7 de marzo. Finalmente, llegó el tan esperado día.

Damián se despertó temprano por la emoción y corrió hacia el parque donde se encontraba el Árbol de los Deseos. Al llegar allí, cerró los ojos con fuerza y formuló su deseo en silencio.

De repente, una luz brillante iluminó todo el parque y cuando Damián abrió los ojos vio a sus amigos y familiares reunidos frente al Árbol de los Deseos con sonrisas en sus rostros. "¡Feliz cumpleaños, Damián!"- gritaron todos a coro. Damián sintió una felicidad inmensa al ver a sus seres queridos celebrando junto a él.

Pero lo mejor estaba por venir. El Árbol de los Deseos comenzó a moverse lentamente y ramas cargadas de regalos empezaron a caer alrededor de Damián.

Cada regalo representaba un valor importante como la amistad, el amor propio, la generosidad y la valentía.

Sus amigos le regalaron una capa simbólica para recordarle lo valiente que era cada vez que jugaban juntos; su mamá le dio un espejo para recordarle lo especial e importante que era para ella; su papá le obsequió una planta para enseñarle sobre cuidar a otros seres vivos; entre otros regalos significativos. Damián entendió entonces que no importaban tanto los regalos materiales como las enseñanzas detrás de cada uno de ellos.

Agradeció profundamente al Árbol de los Deseos por tan maravillosa sorpresa y abrazó fuerte a cada uno de sus seres queridos sintiéndose pleno y feliz.

Desde ese día en adelante, cada vez que pasaba por el parque del pueblo miraba al Árbol de los deseos con gratitud recordando la magia vivida en su cumpleaños número siete.

FIN.

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