El Cumpleaños Mágico de Luli



Era un hermoso día soleado, y Luli estaba muy emocionada porque hoy era su tercer cumpleaños. Su madrina Ferchus había prometido llevarla al parque a jugar, y eso le llenaba de alegría. Luli era una niña muy especial, le encantaba jugar con sus bebotes, a quienes paseaba en su cochecito, como una mamá orgullosa.

Cuando Luli bajó de su cama, corrió al salón donde su familia la esperaba para cantarle el feliz cumpleaños. Cada uno de sus hermanos tenía en la mano un regalo brillante para Luli. Felipe, su hermano mayor, le dio una gran caja de sorpresa con un moño rojo.

"¡Feliz cumpleaños, Luli!" - exclamó Felipe. "¡Te traigo un regalo muy especial!"

"¿Qué es?" - preguntó Luli, con sus ojos brillando de emoción.

"Abrilo y vas a ver" - respondió Felipe.

Luli abrió la caja y encontró un set de accesorios para sus bebotes, con pañales y ropitas de colores.

"¡Guau! ¡Esto es genial!" - gritó Luli mientras abrazaba a su hermano.

Ada, su hermana del medio, después se acercó con un pequeño paquete.

"Y yo también tengo algo para vos, Luli" - dijo Ada con una sonrisa.

Luli desató el paquete y encontró un sombrero de flores para los bebotes.

"¡Ahora mis bebotes van a ser los más bonitos!" - dijo Luli emocionada.

"Sí, y lo mejor es que podemos pasearlos juntos en el parque" - añadió Ada.

Después de la fiesta en casa, Ferchus llegó y les dijo:

"Vamos al parque, que hoy vamos a hacer algo muy divertido. Pero antes, Luli, ¿qué querés comer?"

"Quiero arándanos y brócoli" - respondió Luli con seriedad, sorprendiendo a todos.

"¡Espera! ¿Brócoli? ¿En tu cumpleaños?" - preguntó Ferchus entre risas.

"Sí, porque son verdes y me gustan mucho. ¿Podemos llevarlos?" - insistió Luli, y todos aceptaron.

Cuando llegaron al parque, Luli estaba lista con su cochecito lleno de bebotes. Ferchus, también, había preparado una canasta con arándanos y brócoli. Mientras paseaban, Luli decidió jugar a hacer una fiesta de té con sus bebotes.

"Ven, bebotes, ¡es hora del té!" - dijo, sirviendo los arándanos en pequeñas tazas de juguete.

Los niños se unieron rápidamente a la fiesta, y todos empezaron a jugar a buscar más arándanos escondidos en los arbustos.

"Miren, hay uno más grande aquí!" - gritó Felipe mientras corría.

Pero de repente, Ada exclamó:

"¡Chicos! ¡Miren lo que encontré!"

Bajo un árbol, había un cofre antiguo, cubierto de hojas y tierra. Todos se acercaron, con la curiosidad iluminando sus caritas.

"¿Qué será?" - preguntó Luli.

Con mucho esfuerzo, lograron abrir la tapa del cofre. ¡Eran juguetes de madera que brillaban bajo el sol, como si hubieran estado esperando que alguien los encontrara! Un tren de juguete, unas muñecas, y hasta un rompecabezas.

"¡Esto es mágico!" - dijo Luli. "Podemos jugar con ellos el próximo cumpleaños, ¡o hacer una fiesta cada semana!"

Todos comenzaron a jugar felices, con risas que resonaban en el aire. Y aunque el tiempo pasó volando, Luli nunca dejó de jugar con sus bebotes, con el orgullo de ser su mamá juguetona.

Al final del día, cansados pero contentos, todos se sentaron a disfrutar del pastel que habían traído. Ferchus elevó su vaso de jugo y dijo:

"Por un cumpleaños mágico y muchos más juegos juntos!"

Luli, mirando a sus hermanos y a su madrina, sonrió y dijo:

"¡Quiero que cada día sea como hoy!"

Y así, entre las risas, las aventuras y un montón de arándanos, Luli aprendió que los mejores regalos no son solo los que se envuelven con cintas, sino los momentos compartidos.

La tarde se despidió, pero Luli sabía que cada día traía nuevas sorpresas. Al llegar a casa, les prometió a sus bebotes que al día siguiente los volvería a pasear. Estaba ansiosa por cumplir sus promesas de más juegos, más arándanos, y muchas más aventuras junto a su familia.

FIN.

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