El cumpleaños mágico de Lulu



Había una vez una muñeca llamada Lulu que vivía en un pequeño pueblo. Lulu era muy especial, tenía el poder de hacer sonreír a todos los niños con sus travesuras y ocurrencias.

Todos los días, los niños del pueblo jugaban con Lulu y se divertían muchísimo. Un día, mientras Lulu estaba jugando en el parque, se encontró con su amiga Canela, la perrita del vecindario.

Canela le contó emocionada que al día siguiente era el cumpleaños de Lulu y quería hacerle una sorpresa muy especial. Lulu se puso muy contenta al escuchar la noticia y empezaron a planear cómo celebrar su cumpleaños. Decidieron invitar a todos los niños del pueblo para que asistieran a la fiesta.

Al día siguiente, el pueblo entero estaba decorado con globos y serpentinas para recibir a Lulu en su gran día. Los niños llegaron disfrazados de sus personajes favoritos y llevaban regalos para ella.

La fiesta comenzó con juegos divertidos como carreras de sacos y búsqueda del tesoro. Todos reían y disfrutaban juntos mientras celebraban el cumpleaños de Lulu. De repente, apareció un hada madrina llamada Aurora.

Tenía cabellos dorados como el sol y unas alas brillantes como las estrellas. Ella les dijo: "Queridos amigos, hoy he venido aquí para concederles un deseo especial". Los niños miraron asombrados a Aurora mientras pensaban en lo que podrían pedir.

Uno por uno fueron diciendo sus deseos: "Quiero tener una bicicleta nueva", "Quiero ser un gran futbolista", "Quiero aprender a tocar el piano".

Cuando llegó el turno de Lulu, ella pensó por un momento y dijo: "Deseo que todos los niños del mundo tengan la oportunidad de jugar y ser felices, sin importar dónde vivan o quiénes sean". El hada madrina sonrió y agitó su varita mágica. En ese instante, todos los niños del pueblo desaparecieron.

Lulu se puso muy triste al ver que sus amigos habían desaparecido. Pero Aurora le explicó que no había motivo para preocuparse porque ellos estaban bien. De repente, en medio de la plaza apareció una pantalla gigante.

Los niños pudieron ver en ella a otros niños de diferentes partes del mundo jugando y riendo. Se dieron cuenta de que su deseo se había hecho realidad. Desde ese día, Lulu se convirtió en la embajadora de la diversión y la amistad en todo el mundo.

Viajaba con Canela llevando alegría a cada rincón donde había niños necesitados de amor y juegos. Y así fue como el cumpleaños de Lulu se convirtió en una celebración mundial llena de risas, juegos y amistad para todos los niños del planeta.

La historia nos enseña que compartir nuestra felicidad con los demás puede hacer del mundo un lugar mejor lleno de sonrisas y amistad.

FIN.

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