El cumpleaños mágico de Martina



Martina era una niña muy especial, siempre reía, jugaba y disfrutaba cada momento de su vida. Un día, Martina despertó con una gran sonrisa, era su cumpleaños y ella estaba ansiosa por celebrarlo.

Su mamá le había prometido una fiesta mágica y Martina no podía esperar a descubrir qué sorpresas le esperaban. - Mamá, ¿me puedes decir qué sorpresas tengo hoy? - preguntó Martina, con los ojos brillando de emoción.-

¡Es una sorpresa, mi amor! Pero te prometo que te encantará - respondió su mamá con una sonrisa. Martina pasó todo el día haciendo lo que más le gustaba, ayudando a los demás y regalando sonrisas por doquier. Por la tarde, llegaron todos sus amigos a la fiesta.

Hubo música, juegos y una mesa llena de deliciosos postres. De repente, apareció un mago con un sombrero de copa y una varita brillante.

- ¡Hola, pequeños! Soy el Mago Feliz y he venido a hacer que este día sea aún más especial - anunció el mago. Martina y sus amigos se emocionaron mucho. El Mago Feliz comenzó a hacer trucos increíbles, sacando conejos de su sombrero y haciendo aparecer flores de la nada. Todos reían y aplaudían sin parar.

Al final de su espectáculo, el Mago Feliz se acercó a Martina y le susurró al oído. - Martina, como eres una niña tan especial, te regalaré un deseo. Puedes pedir lo que quieras y se cumplirá.

La carita de Martina se iluminó con una gran sonrisa, pero en lugar de pedir un regalo para ella misma, miró a su alrededor y vio a un niño triste en un rincón.

- Mago Feliz, quiero que el niño triste sonría y se divierta tanto como yo hoy - pidió Martina. El Mago Feliz asintió con una sonrisa, tomó su varita y ¡pum! El niño triste comenzó a reír y jugar con el resto de los niños.

La fiesta continuó, pero ahora todos estaban aún más felices, compartiendo risas, abrazos y jugando juntos. Martina comprendió que celebrar la vida no se trataba solo de recibir regalos, sino de regalar alegría a los demás.

Al final de la fiesta, Martina sopló las velas de su torta, deseando que todos los días fueran tan mágicos como ese.

Y desde ese día, Martina siguió celebrando la vida regalando sonrisas y alegría a su alrededor, porque como ella decía: 'La verdadera magia está en hacer felices a los demás'.

FIN.

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