El cumpleaños que cambió todo


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Feliz, vivía una niña llamada Luisa. Luisa era una niña muy amable y siempre buscaba hacer felices a los demás.

Un día, se enteró de que su amigo Tomás estaba triste porque nunca había tenido un cumpleaños especial. Luisa decidió que iba a organizarle a Tomás el mejor cumpleaños que jamás hubiera tenido. Se puso manos a la obra y empezó a planificar cada detalle.

Primero, fue al mercado y compró todos los ingredientes para hacer una deliciosa torta de chocolate, el sabor favorito de Tomás.

Luego, fue a la tienda de decoraciones y compró globos de colores brillantes y serpentinas para adornar la casa de Tomás. Cuando llegó el día del cumpleaños sorpresa, Luisa invitó a todos los amigos de Tomás al parque cercano a su casa. Prepararon juegos divertidos como carreras en saco, búsqueda del tesoro y hasta piñata.

Al llegar al parque con todos los invitados escondidos detrás de unos arbustos, Luisa le vendó los ojos a Tomás y lo llevó hasta el lugar donde estaban esperando todos sus amigos.

-¡Sorpresa! ¡Feliz cumpleaños, Tomás! -gritó Luisa mientras quitaba la venda de los ojos de su amigo. Tomás abrió los ojos sorprendido y emocionado al ver todas las caras sonrientes frente a él. No podía creer lo que veía. Nunca antes había tenido un cumpleaños tan especial.

Todos cantaron "Feliz Cumpleaños" mientras Luisa le entregaba una pequeña caja envuelta en papel de regalo a Tomás. -¡Espero que te guste! -dijo Luisa emocionada. Tomás abrió la caja y encontró un álbum lleno de fotos de todos sus amigos.

Cada página estaba dedicada a un momento especial que habían compartido juntos.

Había fotos de los juegos en el parque, del día que construyeron juntos una casa en el árbol, e incluso fotos de las veces que se habían ayudado mutuamente con la tarea escolar. Tomás no pudo contener las lágrimas de felicidad y abrazó fuertemente a Luisa. -Gracias, gracias por hacer mi cumpleaños tan especial -le dijo Tomás con voz temblorosa-. Nunca olvidaré este día.

Luisa sonrió y abrazó a su amigo. Sabía que había logrado su objetivo: hacer feliz a Tomás en su cumpleaños.

Desde ese día, Tomás aprendió lo importante que es tener amigos verdaderos y cómo un gesto amable puede cambiar la vida de alguien para siempre. Y Luisa siguió siendo esa niña generosa y bondadosa que siempre buscaba hacer felices a los demás. Y así, Villa Feliz continuó siendo un lugar donde las buenas acciones eran valoradas y celebradas por todos sus habitantes.

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