El Cumpleaños Soñado de Paulina



Era un soleado día de primavera cuando Paulina, una niñita de siete años, despertó llena de emoción. Era su cumpleaños y había planeado una fiesta en el jardín de su casa.

"Hoy va a ser el mejor cumpleaños de todos", pensó mientras se vestía con su vestido favorito de flores y se peinaba con dos coletas.

A medida que el día avanzaba, sus amigos comenzaron a llegar: Tomás, el compañero siempre risueño, Sofía, la artista del grupo, y Lucas, el aventurero. Cada uno traía un regalo especial.

"¡Feliz cumpleaños, Paulina!", gritaron al unísono al verla. Ella sonrió a lo grande.

"¡Gracias, amigos! Vamos a jugar primero, y después abrimos los regalos", dijo Paulina llena de alegría.

Mientras los niños jugaban al escondite y el juego de las sillas, su mamá preparaba cupcakes de chocolate y limonada. La risa y los gritos llenaban el aire. En un momento de la tarde, Sofía se acercó a Paulina y dijo:

"¿Te gustaría que dibujemos algo juntos en una lona grande? Sería divertido y podríamos hacer un mural".

"¡Sí!", respondió Paulina emocionada. En el patio, extendieron la lona blanca y empezaron a plasmar todos sus sueños. Tomás pintó un gran sol, Lucas dibujó un cohete espacial, y Sofía hizo un hermoso jardín lleno de flores de todos los colores. Paulina eligió dibujar margaritas, su flor favorita.

"¿Por qué elegiste margaritas?", preguntó Lucas mientras pintaba.

"Porque representan la amistad y siempre traen sonrisas a mi corazón", explicó Paulina. Y así, todos siguieron creando, llenando la lona de colores.

De repente, mientras estaban distraídos pintando, un pequeño perro apareció corriendo. Era muy juguetón y comenzó a jugar con el hilo de la lona.

"¡Mirá! Es un perrito!", gritó Sofía mientras se agachaba para acariciarlo.

"¡Qué bonito es! ¿Podemos quedárnoslo un rato?", propuso Tomás.

"Claro, sería genial!", respondió Paulina. Decidieron llamar al perro 'Margarito' por las margaritas que estaban pintando.

Margarito se convirtió en parte de la fiesta. Saltaba de alegría, correteando por el jardín mientras los niños jugaban con él. Pero algo extraño sucedió: mientras todos estaban distraídos, el perrito encontró una pequeña caja escondida entre los arbustos.

"¿Qué es eso?", gritó Lucas asombrado. Se acercaron todos juntos y, con mucho cuidado, abririeron la caja. Para su sorpresa, encontraron dulces de colores, pulseritas y un pequeño mensaje que decía: 'La amistad es el tesoro más dulce'

"¡Guau! ¡Un tesoro!", exclamó Sofía, llenando sus ojos de brillo.

"¿Deberíamos compartirlo?", sugirió Paulina, pensando en lo feliz que estaban ellos comiendo juntos.

"¡Sí!", gritaron todos al mismo tiempo. Así que entusiasmados, comenzaron a repartir los dulces y las pulseritas, y no solo disfrutaron cada bocado, sino que también hicieron un pacto de amistad eterno. Desde ese momento, siempre recordarían ese día como el cumpleaños en el que no solo celebraron a Paulina, sino que también encontraron un tesoro de amistad.

Cuando llegó la hora de soplar las velas, Paulina miró a sus amigos y dijo:

"Deseo que sigamos juntos siempre, amigos. ¡Feliz cumpleaños a todos!"

"¡Feliz cumpleaños, Paulina!"

Los niños unieron sus manos y, juntos, soplaron las velas. Así, el jardín se llenó de alegría, risas y dulces, creando recuerdos que durarían para siempre. Y cada vez que se reunían, recordaban aquel perro que les trajo no solo un tesoro, sino también una lección muy importante: La amistad siempre es el mejor regalo.

Y así, el cumpleaños de Paulina fue más que una celebración; fue una aventura que unió a los corazones de cuatro amigos para siempre.

FIN.

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