El Cumpleaños Sorprendente de Mercedes



Era un hermoso día soleado cuando Mercedes se despertó con el canto de los pájaros. Había llegado su cumpleaños, ¡70 años! Sus familiares y amigos la querían muchísimo y querían hacer algo especial para ella. Mientras se preparaba, su esposo, Antonio, y sus hijos, Juan y Sofía, estaban armando una sorpresa.

"¿Creen que le va a gustar la fiesta?" - preguntó Juan con un brillo de nerviosismo en sus ojos.

"¡Claro! A mamá le encantan las sorpresas. Vamos a hacer que sea un día inolvidable" - respondió Sofía, sonriendo ampliamente.

Mientras tanto, en la iglesia, los amigos de Mercedes también estaban organizando algo especial. La señora Clara, la mejor amiga de Mercedes, estaba muy entusiasmada.

"Vamos a preparar un mural con fotos de su vida. Desde que era una niña hasta hoy. ¡Así podrá recordar esos momentos hermosos!" - exclamó Clara.

A medida que se acercaba la hora, Mercedes salió de casa sin sospechar el gran homenaje que le tenían preparado. Antonio, Juan y Sofía la llevaron al parque, donde siempre pasaban tardes inolvidables en familia.

"Mamá, hoy necesitamos hacer algo diferente, vení, te queremos mostrar algo" - le dijo Juan, tomando su mano.

Cuando llegaron al parque, la cara de Mercedes se iluminó. Había globos de colores, banderines y una mesa grande llena de deliciosos pastelitos y su torta favorita. Pero había algo más que llamó su atención. Un enorme mural decorado con fotos de su vida.

"¡Oh! Miren esas fotos, ¡qué hermoso!" - dijo Mercedes con lágrimas de alegría.

Allí estaban sus primeras fotos de bebé, su boda con Antonio, los cumpleaños de sus hijos y muchas otras memorias. Pero, de repente, notó una foto que parecía diferente. Era de un grupo de niños en un orfanato.

"¿Qué es esto?" - preguntó Mercedes, con curiosidad.

Sofía se acercó y sonrió. "Es que te queríamos hacer una sorpresa doble. En lugar de gastar todo el dinero en regalos, decidimos donar a ese orfanato. Ellos necesitan muchas cosas, y como vos siempre ayudás a los demás, creímos que sería una buena forma de celebrar tu cumpleaños".

Los ojos de Mercedes se llenaron de lágrimas nuevamente, pero esta vez eran de orgullo. "¡Qué lindo gesto, chicos! Estoy tan agradecida de tener una familia que piensa en los demás. Esto es el verdadero regalo".

La fiesta continuó con juegos, risas y la música favorita de Mercedes sonando de fondo. Los amigos también llegaron y comenzaron a contar historias divertidas de la época en que se conocieron.

Un rato después, Clara tomó el micrófono y comenzó a hablar. "Mercedes, sos una mujer excepcional. Siempre estás ahí para todos y hoy es nuestro momento de agradecértelo".

Mercedes sonrió, pero entonces notó que algo faltaba. "¿Dónde está mi nieta, Laura?" - preguntó con un tono preocupado.

Laura, la más pequeña de la familia, había decidido hacer una presentación especial. Sin que nadie se diera cuenta, había ensayado una canción que había escrito ella misma. Cuando todos comenzaron a buscarla, Laura apareció de entre los arbustos.

"¡Sorpresa! Aquí estoy, abuela. Te quiero regalar esto" - dijo, mientras tomaba el micrófono. Con su voz dulce comenzó a cantar.

"Eres la luz que ilumina mi andar,

con tus abrazos siempre voy a estar.

Si el cielo espero, seguro llegarás,

porque eres mi guía, mi amor, mi paz".

Los invitados comenzaron a aplaudir mientras Mercedes escuchaba con el corazón lleno de amor. Al terminar la canción, Laura corrió hacia ella y la abrazó.

"¡Te quiero mucho, abuela! ¡Feliz cumpleaños!" - dijo Laura, con una gran sonrisa.

Mercedes, llena de felicidad, exclamó. "¡Gracias, mi amor! Este ha sido el mejor cumpleaños de mi vida."

El día terminó con risas, cuentos y más sorpresas. Todas las palabras de amor y cariño flotaban en el aire como las burbujas que los niños hacían.

"¿Volveremos a hacer esto?" - preguntó Juan, satisfecho por la fiesta.

"¡Sí! Cada año, como tradición. Pero siempre recordaremos que el verdadero regalo es dar a los demás" - respondió sofía, muy emocionada.

Y así, Mercedes no solo celebró sus 70 años, sino que también enseñó a su familia la importancia de ayudar, amar y compartir, creando recuerdos que siempre atesorarían.

Mientras se despedían y el sol comenzaba a ocultarse, Mercedes miró a su familia y amigos, sabiendo que el verdadero regalo de la vida era compartirla con aquellos que más amaba.

FIN.

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