El cumpleaños sorpresa de la abuela Julia



Era un lindo día de primavera en el barrio. La abuela Julia, una mujer risueña y cariñosa, estaba a punto de cumplir 70 años. Vivía con su hija Marta, su yerno Pedro, y sus dos nietos, Lucas y Sofía.

Cada uno de ellos era especial a su manera: Lucas era muy curioso y le encantaba aprender sobre el cuerpo humano, mientras que Sofía era una niña con mucha empatía y siempre cuidaba de los demás.

La familia de la abuela Julia era diversa y llena de amor. Marta, la mamá, trabajaba como médica y siempre les enseñaba a sus hijos la importancia del cuidado de la salud.

Pedro, el papá, era un gran cocinero y les preparaba comidas deliciosas y saludables.

Un día, mientras la abuela Julia cuidaba de sus nietos, Lucas le preguntó curioso: “¿Abuela, por qué a veces nos sentimos tristes o enojados? ” La abuela Julia, con una gran sonrisa, les explicó a sus nietos cómo las emociones forman parte de la vida de todas las personas. Les contó que las emociones son como las olas en el mar, que a veces están calmadas y otras veces están agitadas, pero que siempre vuelven a encontrar su equilibrio.

Sofía, con su gran corazón, abrazó a su abuela y le dijo: “Abuela, aunque estemos tristes, siempre podemos encontrar la alegría en las pequeñas cosas”. La abuela Julia les agradeció a sus nietos por entender y apoyarla siempre.

Se acercaba el cumpleaños de la abuela Julia, y Lucas y Sofía querían hacer algo muy especial para sorprenderla. Decidieron organizar una fiesta sorpresa con la ayuda de Marta y Pedro.

Lucas se encargó de diseñar un juego sobre el cuerpo humano, para que todos pudieran aprender mientras se divertían, y Sofía preparó una coreografía de baile que les permitiría expresar sus emociones a través del movimiento. Llegó el día del cumpleaños y la abuela Julia estaba emocionada con la sorpresa.

La familia se reunió, cantaron, bailaron y jugaron juntos. La abuela Julia, con lágrimas de alegría en sus ojos, abrazó a cada uno de ellos y les dijo: “Gracias por hacer de este día el más especial de mi vida.

Aunque seamos una familia diversa, juntos somos un equipo increíble”. La abuela Julia sopló las velas y pidió un deseo: “Que nuestra familia siga creciendo en amor y amistad para siempre”. Todos se abrazaron y sintieron la magia de ese momento inolvidable.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!