El cumpleaños sorpresa de Max
Hoy es el gran día, estamos todos emocionados por el cumpleaños de Juana. La casa está decorada con globos y serpentinas de colores. Mi primo Roman y yo llegamos temprano para ayudar a mi tía con los preparativos.
- ¡Hola Manuel! ¡Qué bueno que viniste temprano! - dijo mi tía mientras nos daba un abrazo. - Hola tía, vine a ayudar en lo que necesites - respondí sonriendo. Mientras tanto, Juana correteaba por la casa saltando y riendo.
Era imposible no contagiarse de su alegría. - ¡Feliz cumpleaños Juana! - gritamos todos cuando ella se acercó a nosotros. - Gracias gracias gracias - respondió Juana emocionada mientras soplaba las velitas del pastel.
La fiesta estaba en pleno apogeo cuando llegó Koky, mi hermano menor. Él siempre tiene una sonrisa en su rostro y es muy divertido estar con él. - Hola chicos ¿en qué puedo ayudar? - preguntó Koky entusiasmado.
- Ayudanos a repartir las bolsitas de dulces a los niños invitados - le dije mientras le entregaba una caja llena de sorpresas para los pequeños invitados.
Koky salió corriendo hacia los niños que estaban jugando en el jardín y comenzó a repartir las bolsitas entre risas y juegos. De repente, escuchamos un fuerte ruido proveniente del jardín. Al salir al patio vimos que uno de los niños había tropezado con una piedra y se había lastimado el brazo.
Todos nos preocupamos y mi tía rápidamente llamó a los padres del niño para que lo llevaran al médico. - No te preocupes Juana, todo va a estar bien - le dije mientras la abrazaba para tranquilizarla.
La fiesta continuó con normalidad, pero todos estábamos un poco más cuidadosos. Koky siguió jugando con los niños y haciendo bromas, pero siempre estuvo pendiente de ellos para evitar algún accidente.
Al final de la fiesta, mientras ayudábamos a mi tía a limpiar la casa, me di cuenta de algo importante. A veces las cosas no salen como uno espera y pueden ocurrir imprevistos en el camino, pero lo importante es estar preparados y cuidar a los demás.
Koky me demostró que incluso en una situación difícil se puede mantener el ánimo alto y seguir adelante con una sonrisa en el rostro.
- Gracias por venir hoy Manuel - dijo mi tía mientras nos despedíamos - Fue una gran ayuda contar con ustedes aquí. - Fue un placer tía - respondí sonriendo - Feliz cumpleaños Juana, ¡que cumplas muchos más! Todos nos fuimos contentos a casa después de haber disfrutado de una tarde maravillosa llena de risas y diversión.
FIN.