El cumpleaños sorpresa de Natán



Había una vez una niña llamada Natalia que vivía en un pequeño pueblo de Argentina. Natalia era muy curiosa y siempre estaba buscando aventuras nuevas.

Un día, mientras paseaba por el parque, se encontró con una sorpresa inesperada: ¡su mamá le anunció que pronto tendría un hermanito! Natalia estaba emocionada ante la noticia y no podía esperar a conocer a su nuevo hermanito. Pasaron los días y finalmente llegó el gran día.

Natalia fue al hospital junto a sus abuelos para estar presente en el nacimiento de Natán. Cuando entraron a la habitación del hospital, Natalia vio a su mamá sonriendo y sosteniendo al bebé en brazos.

Era tan pequeñito y adorable que Natalia no pudo evitar sentirse feliz. Desde ese momento, supo que su vida cambiaría para siempre. Los días pasaban rápidamente y Natalia se convirtió en la mejor hermana mayor que Natán podría tener.

Ella cuidaba de él, le cantaba canciones y jugaba con él durante horas interminables. Pero había algo especial en aquel día: el cumpleaños de Natán. Natalia quería hacer algo realmente especial para celebrar el primer año de vida de su hermanito.

Decidió organizar una fiesta sorpresa con todos sus amigos del colegio. Prepararon globos, decoraciones coloridas y un pastel delicioso. La mañana del cumpleaños de Natán, Natalia lo despertó con besos y abrazos llenos de amor.

Luego lo llevó hasta la sala donde todos estaban esperando impacientes. - ¡Feliz cumpleaños, Natán! -gritó Natalia mientras todos los invitados aplaudían y cantaban. Natán, con sus ojitos curiosos, miraba a su alrededor sin entender muy bien lo que estaba pasando.

Pero cuando vio el pastel lleno de velitas brillantes, comenzó a reír y aplaudir emocionado. La fiesta fue un éxito total. Hubo juegos divertidos, música alegre y mucha risa.

Natalia estaba feliz de ver la sonrisa en el rostro de su hermanito en este día tan especial. Pero justo cuando estaban por cortar el pastel, algo inesperado ocurrió: ¡el pastel desapareció! Todos se quedaron asombrados y empezaron a buscarlo por todas partes. Natalia no podía creer lo que estaba sucediendo.

De repente, una pequeña voz se escuchó desde debajo de la mesa:- ¡Aquí está el pastel! Todos miraron hacia abajo y vieron a Natán con la carita embarrada de crema, sosteniendo un pedazo del pastel en sus manos.

Los invitados rieron y aplaudieron mientras Natalia le daba un beso lleno de amor a su hermanito travieso.

Aunque el momento del corte del pastel no salió como había planeado, Natalia aprendió una valiosa lección ese día: las cosas no siempre salen como uno espera, pero eso no significa que no puedan ser especiales e inolvidables de todas formas. Desde aquel cumpleaños sorpresa, Natalia supo que siempre estaría allí para cuidar y proteger a su hermanito Natán.

Juntos vivieron muchas aventuras y celebraron muchos cumpleaños más, llenando sus vidas de amor y alegría. Y así, Natalia y Natán crecieron juntos, compartiendo risas, abrazos y un vínculo inquebrantable que duraría para siempre.

FIN.

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