El décimo guardián del bosque
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, un conejo llamado Nupcias. Nupcias era conocido por ser el conejo más holgazán de todo el bosque.
Pasaba sus días tumbado en la pradera, mirando las nubes pasar y evitando cualquier tipo de responsabilidad. Un día, mientras paseaba por el bosque, Nupcias escuchó un ruido extraño proveniente de un cobertizo abandonado. Intrigado, decidió acercarse para ver qué sucedía.
Al entrar al cobertizo, se encontró con una escena que lo dejó en shock: un anciano longevo y sabio estaba tendido en el suelo, con una profunda incisión en su pierna. Nupcias sintió una conmoción al ver al anciano herido y decidió ayudarlo.
Con todas sus fuerzas, arrastró al anciano hasta su madriguera y le curó la herida con esmero. El anciano le agradeció profundamente a Nupcias por su honradez y valentía. "Gracias, joven Nupcias.
Has demostrado tener un corazón noble y generoso", dijo el anciano con voz temblorosa. Nupcias sonrió tímidamente ante los halagos del anciano y decidió quedarse a cuidarlo hasta que se recuperara por completo.
Durante esos días, el anciano le enseñó a Nupcias muchas cosas sobre la vida en el bosque: cómo cuidar las plantas florescentes, cómo reconocer las señales del clima y cómo sobrevivir en situaciones difíciles. Poco a poco, Nupcias fue cambiando su actitud holgazana y se convirtió en un conejo trabajador y diligente.
Ayudaba a los demás animales del bosque sin esperar nada a cambio y siempre estaba dispuesto a dar una pata amiga cuando alguien lo necesitaba.
Un día, cuando ya había pasado mucho tiempo desde que rescató al anciano sabio, éste le dijo a Nupcias:"Has demostrado ser digno de llevar mi legado contigo. Te nombro como mi sucesor, el décimo guardián del bosque". Nupcias no podía creerlo; estaba emocionado y orgulloso de haber alcanzado semejante honor.
A partir de ese momento, se dedicó en cuerpo y alma a proteger la flora y fauna del bosque con toda la sabiduría que había adquirido gracias al anciano longevo. Con el paso del tiempo, Nupcias se convirtió en una leyenda entre los habitantes del bosque.
Su nombre era sinónimo de valentía, honradez y bondad para todos aquellos que lo conocían. Y así concluye la historia de Nucpias, el guardián florescente del bosque, quien supo transformar su vida gracias a la ayuda desinteresada de un desconocido.
FIN.