El demonio valiente y amoroso
Había una vez un demonio muy especial llamado Douma. A diferencia de los demás demonios, a Douma le encantaba jugar y divertirse con los niños en lugar de asustarlos. Siempre estaba buscando nuevas aventuras para compartir con ellos.
Un día, mientras caminaba por el Bosque Encantado, Douma escuchó risas provenientes de un claro. Se acercó sigilosamente y vio a un grupo de animalitos jugando juntos: había conejitos saltando, ardillas trepando árboles y pajaritos volando alrededor.
Douma se sintió emocionado al ver tanta diversión y decidió unirse al juego. Saltó entre las ramas de los árboles como si fuera uno más del grupo, haciendo piruetas en el aire que dejaban a todos boquiabiertos.
- ¡Wow! ¡Eres increíble! - exclamaron los animales sorprendidos. A partir de ese momento, Douma se convirtió en el mejor amigo de todos esos animalitos del bosque. Juntos pasaban horas corriendo, saltando y explorando cada rincón mágico que encontraban.
Una tarde soleada, mientras jugaban cerca del Río Brillante, escucharon unas voces angustiadas. Se acercaron rápidamente y descubrieron a unos patitos atrapados en una red abandonada. - ¡Ayuda! No podemos salir - gritaban desesperados los patitos.
Sin pensarlo dos veces, Douma utilizó su magia para deshacer la red y liberar a los pequeños patitos. Todos aplaudieron emocionados por la valentía y habilidad del demonio bueno.
A partir de ese día, Douma se convirtió en un verdadero héroe para todos los animales del bosque. Cada vez que había algún problema o peligro, acudían a él en busca de ayuda y siempre respondía con una sonrisa dispuesto a ayudar.
Un día, mientras jugaban cerca de la Laguna Esmeralda, un pájaro mensajero llegó volando hasta Douma. Traía una carta muy importante. - ¡Douma! - dijo el pájaro jadeando-. Hay problemas en el Reino Mágico. Los niños están tristes y necesitan tu ayuda.
Douma no lo dudó ni un segundo y se despidió de sus amigos animales antes de volar hacia el Reino Mágico. Al llegar allí, vio que los niños estaban muy tristes porque habían perdido la capacidad de soñar y divertirse.
Con su magia especial, Douma comenzó a hacer juegos mágicos y a contar historias fantásticas que llenaron de alegría y risas a todos los niños. Poco a poco, los sueños y las sonrisas regresaron al Reino Mágico.
El demonio bueno se quedó viviendo en el Reino Mágico junto a los niños, convirtiéndose en su protector y amigo eterno. Juntos vivieron muchas aventuras emocionantes mientras aprendían sobre la importancia de la amistad, la valentía y el poder del juego.
Así es como Douma, el demonio bueno convertido en héroe del Bosque Encantado y del Reino Mágico, enseñó a todos que no importa cómo te vean los demás o qué nombre tengas; lo único que importa es el amor y la bondad que tienes en tu corazón.
Y, gracias a Douma, el mundo se llenó de magia y felicidad para siempre.
FIN.