El derecho a la diversión y el respeto
Había una vez en un pequeño pueblo, un grupo de niños muy diferentes entre sí. Había niños altos y bajitos, rubios y morenos, algunos con lentes y otros con pecas.
A pesar de sus diferencias, todos se llevaban muy bien y disfrutaban jugando juntos en el parque. Un día, llegó al pueblo un niño llamado Mateo, quien tenía una silla de ruedas y no podía caminar.
Al principio, los demás niños no sabían cómo incluirlo en sus juegos, pero pronto descubrieron que Mateo era increíblemente creativo y tenía muchas ideas divertidas. -
FIN.
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