El derecho a la educación
Julieta era una niña curiosa y soñadora que vivía en un pequeño pueblo llamado Esperanza. Desde muy pequeña, Julieta tenía claro que quería aprender y descubrir el mundo a través de la educación.
Sin embargo, en Esperanza no había escuela, y muchos niños como Julieta no podían asistir a clases. - 'Mamá, ¿por qué no hay escuela en nuestro pueblo? ¿Cómo vamos a aprender si no podemos ir a la escuela?' preguntaba Julieta con tristeza. - 'Lo siento, hija.
Aquí no hay maestros ni un lugar para la escuela', respondía su mamá con pesar. Julieta sabía que algo tenía que cambiar, así que decidió tomar cartas en el asunto.
Con la ayuda de sus amigos y vecinos, Julieta buscó la forma de construir una escuela en su pueblo. Recogieron materiales, pidieron ayuda a la comunidad y, poco a poco, lograron levantar una pequeña escuela.
- '¡Mamá, lo logramos! Ahora tendremos nuestra propia escuela para aprender y jugar todos juntos', exclamaba Julieta con emoción. La noticia corrió como reguero de pólvora, y pronto todos los niños de Esperanza estaban emocionados por la llegada de la escuela.
Julieta se convirtió en la maestra de la escuela, y todos los días enseñaba a sus amigos las cosas que había aprendido. La llegada de la escuela cambiaba la vida de los niños y niñas de Esperanza, quienes ahora tenían la oportunidad de aprender y crecer.
Julieta comprendió que, aunque fuera una niña, podía hacer grandes cambios si luchaba por sus deseos con valentía.
Los niños de Esperanza se convirtieron en grandes soñadores y emprendedores, gracias al esfuerzo y la determinación de Julieta, quien les enseñó que el derecho a la educación es fundamental para construir un futuro mejor.
FIN.