El desafío de la amabilidad



Había una vez dos hermanos, Juan y Laura, que siempre se peleaban y discutían por cualquier cosa. Les encantaba jugar juntos, pero también solían fastidiarse mucho.

Un día, su mamá les dijo: "Chicos, es hora de que aprendan sobre el valor del respeto. Es importante tratar a los demás con amabilidad y consideración". Juan y Laura no entendían muy bien qué significaba eso, así que su mamá decidió darles una lección.

Les propuso un desafío: durante toda una semana tenían que tratarse el uno al otro con respeto en todo momento. Al principio, los hermanos encontraron difícil cumplir con la tarea.

Se les escapaban comentarios hirientes o se burlaban el uno del otro sin darse cuenta. Pero poco a poco fueron aprendiendo a pensar antes de hablar y a ponerse en el lugar del otro. Una tarde, mientras jugaban en el parque, Juan accidentalmente rompió un juguete nuevo de Laura.

Ella estaba a punto de enfadarse y gritarle, pero recordó el desafío y en cambio respiró hondo y le dijo con calma: "-Juan, entiendo que fue un accidente. No te preocupes".

Juan se sorprendió por la reacción de su hermana e inmediatamente sintió remordimiento por lo sucedido. Esa noche, durante la cena, Juan le pasó sin decir nada algunas verduras a Laura sabiendo que ella las prefería antes que él. Ella lo miró sorprendida y luego sonrió agradecida.

Los días pasaron y los hermanos continuaron practicando el respeto entre ellos. Descubrieron lo bien que se sentían al ser amables y considerados mutuamente. Finalmente llegó el último día del desafío.

Su mamá los llamó para hablar sobre cómo les había ido durante la semana. Los dos hermanos compartieron sus experiencias y cómo habían cambiado su forma de relacionarse. "-Mamá", dijo Juan emocionado, "-Aprendimos que cuando nos tratamos con respeto todo es mucho mejor.

Nos entendemos más y nos llevamos mucho mejor". Su mamá sonrió orgullosa y les dijo: "¡Qué orgullosa estoy de ustedes! El respeto es fundamental en todas nuestras relaciones. "Desde ese día en adelante, Juan y Laura se convirtieron en grandes amigos además de hermanos.

Aprendieron juntos sobre la importancia del respeto hacia los demás e incluso ayudaron a difundir esa enseñanza entre sus amigos. Y colorín colorado este cuento ha enseñado que con respeto todos vivieron felices para siempre.

FIN.

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