El Desafío de la Dragona Gigante


Erik era un niño aventurero, siempre buscando nuevas emociones y desafíos. Un día, mientras exploraba el bosque cercano a su casa, se topó con una cueva oscura y misteriosa. Sin pensarlo dos veces, decidió adentrarse en ella.

Después de caminar por un rato, Erik llegó a una enorme sala llena de oro y tesoros. Pero lo que más llamó su atención fue la presencia de una dragona gigante que dormía plácidamente en el centro de la habitación.

Erik estaba asustado, pero también fascinado por la criatura mitológica frente a él. Decidió acercarse con cuidado para verla mejor, pero accidentalmente tropezó con una pila de monedas haciendo un ruido estruendoso que despertó a la dragona.

La dragona abrió sus ojos rojos como brasas y miró fijamente al niño. Erik temblaba de miedo ante semejante vista, pero trató de mantenerse firme. "¿Quién eres tú?", preguntó la dragona con voz grave.

"Soy Erik", respondió el niño sin vacilar. La dragona frunció el ceño y gruñó:"Los humanos no son bienvenidos aquí. ¿Qué haces en mi fortaleza?"Erik respiró profundamente antes de responder:"Solo estaba explorando este lugar tan interesante. No sabía que pertenecía a alguien.

"La dragona pareció considerar las palabras del niño durante unos segundos antes de decir:"Bueno, ya estás aquí así que te propongo un trato: si puedes superar mis pruebas te dejaré ir.

De lo contrario, te quedarás aquí para siempre como mi prisionero. "Erik sabía que no tenía muchas opciones y decidió aceptar el desafío de la dragona. "Está bien, ¿cuáles son las pruebas?", preguntó el niño con determinación. La dragona sonrió satisfecha antes de responder:"Primero tendrás que resolver un acertijo.

Si lo haces correctamente, te daré una llave para abrir la puerta de salida. Pero si fallas, tendrás que enfrentarte a mí en combate.

"Erik se concentró al máximo y escuchó atentamente el acertijo que le planteó la dragona. Después de unos minutos pensando, logró encontrar la respuesta correcta y recibió la llave prometida. Pero su aventura no había terminado aún: aún debía sortear otras pruebas peligrosas dentro del laberinto subterráneo donde estaba encerrado.

Con ingenio y astucia logró superar cada obstáculo que se cruzaba en su camino hasta llegar a la última sala donde se encontraba nuevamente con la dragona gigante. "Has demostrado ser valiente e inteligente", dijo la criatura mitológica con admiración.

"Te has ganado tu libertad. "Erik suspiró aliviado y feliz por haber logrado salir vivo de tan peligrosa situación.

Pero también aprendió una valiosa lección: nunca hay que subestimar a los demás ni a uno mismo; siempre es posible sorprenderse ante nuestras propias capacidades.

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