El desafío de la fantasía
de la fantasía. A menudo, se perdía en sus propias historias y confundía lo que era real con lo que solo existía en su imaginación.
Un día, Martín decidió visitar a su abuelo, Don Alberto, quien era un sabio anciano conocido por su gran sabiduría y experiencia de vida. Martín esperaba que su abuelo pudiera ayudarlo a resolver este dilema.
Al llegar a la casa de su abuelo, Martín lo encontró sentado en una mecedora junto a un árbol frondoso. El joven se sentó a su lado y comenzó a contarle sobre sus problemas para distinguir entre la realidad y la fantasía. Don Alberto escuchó atentamente las palabras de Martín y sonrió amablemente.
Luego le dijo: "Martín, tienes una gran imaginación, pero es importante aprender a diferenciar entre lo que es real y lo que no lo es". Martín asintió con tristeza mientras miraba al suelo.
"Pero abuelo", dijo él, "¿cómo puedo saber qué es real? A veces siento como si mis historias fueran tan reales como mi propia vida".
Don Alberto tomó las manos de Martín con ternura y le explicó: "La realidad está llena de hechos comprobables y experiencias vividas por ti mismo o por otros. La fantasía, por otro lado, es algo maravilloso pero creado desde tu mente".
Martín reflexionó sobre las palabras de su abuelo durante unos momentos antes de preguntar tímidamente: "Abuelo, ¿cómo puedo aprender a distinguir entre ambos?"El sabio anciano sonrió nuevamente y respondió: "Hay una forma muy sencilla de hacerlo, Martín. Te propongo un desafío: durante una semana, cada vez que cuentes una historia, asegúrate de decir si es real o imaginaria al final".
Martín aceptó el desafío con entusiasmo y se dispuso a poner en práctica las enseñanzas de su abuelo. Durante esa semana, Martín contó historias increíbles sobre dragones voladores y princesas valientes.
Pero esta vez, al terminar cada relato, siempre añadía: "Esta historia es producto de mi imaginación". Sus amigos quedaron sorprendidos por la claridad con la que Martín diferenciaba entre la realidad y la fantasía.
Poco a poco, el joven comenzó a sentirse más seguro y confiado en sí mismo. Al finalizar la semana, Martín regresó a ver a su abuelo para contarle cómo había ido el desafío. Don Alberto lo felicitó por sus logros y le dijo: "Martín, has demostrado tener un gran talento para contar historias.
Ahora sabes cómo distinguir entre lo real y lo imaginario". Desde ese día en adelante, Martín siguió contando sus maravillosas historias pero siempre recordando especificar si eran reales o fruto de su imaginación.
Con el tiempo se convirtió en un famoso escritor cuyos libros encantaban a niños y adultos por igual. Y así fue como Martín aprendió a utilizar su talento para contar historias sin perderse en ellas ni confundirlas con la realidad.
Aprendió que la fantasía puede ser hermosa e inspiradora siempre que se mantenga dentro de los límites del mundo imaginario. Y colorín colorado, esta historia se ha acabado.
FIN.