El desafío de Laurita en Villa Matemática



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Matemática, una niña llamada Laurita. Laurita era muy estudiosa y le encantaba aprender cosas nuevas, pero tenía un problema: las matemáticas no eran su fuerte.

Siempre se esforzaba al máximo, pero por más que lo intentara, parecía que los números se le escapaban de las manos. Un día, la maestra anunció que tendrían dos exámenes de matemáticas al final de la semana.

Laurita se puso muy nerviosa al escuchar la noticia. Recordó todas las veces que había fallado en sus intentos anteriores y sintió un nudo en el estómago.

- ¡Ay, no sé si podré lograrlo esta vez! -susurró Laurita para sí misma mientras miraba su libro de ejercicios con preocupación. Esa noche, mientras cenaba con su familia, su abuelito notó la tristeza en su rostro y decidió hablar con ella. - ¿Qué te preocupa, mi querida Laurita? -preguntó el abuelito cariñosamente.

Laurita le contó sobre los exámenes de matemáticas y cómo se sentía insegura acerca de poder aprobarlos. El abuelito sonrió y le dijo: "Recuerda, querida Laurita, que el éxito no viene de la noche a la mañana.

Es fruto del esfuerzo constante y la perseverancia. "Laurita reflexionó sobre las palabras de su abuelito esa noche. Decidió que no importaba cuántas veces hubiera fallado antes; esta vez sería diferente. Estudiaría cada día con más empeño y confianza en sí misma.

Los días pasaron rápidamente y llegó el momento de los exámenes. Laurita respiró hondo y comenzó a resolver cada pregunta con determinación. Para su sorpresa, las respuestas fluían naturalmente esta vez.

Había dedicado tanto tiempo y esfuerzo a prepararse que ya no sentía miedo ni inseguridad. Al terminar los exámenes, estaba nerviosa por conocer los resultados. La maestra anunció que todos debían esperar afuera del salón mientras corregía las pruebas.

Después de unos minutos eternos, la maestra salió con una sonrisa en el rostro. - ¡Felicidades a todos! Han hecho un excelente trabajo -dijo la maestra-. Y quiero darle un reconocimiento especial a Laurita por obtener la calificación más alta en ambos exámenes.

Laurita no podía creerlo; había logrado algo que nunca pensó posible. Se sintió orgullosa de sí misma por haber superado sus miedos y dudas. Desde ese día en adelante, Laurita entendió que con esfuerzo y dedicación todo era posible.

Ya no temía a las matemáticas; las veía como un desafío emocionante por conquistar. Y así, nuestra valiente protagonista demostró que cuando se cree en uno mismo y se trabaja duro para alcanzar una meta, nada puede detenernos.

FIN.

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