El desafío de Leopoldo
Había una vez en la selva africana un león llamado Leopoldo. A diferencia de los demás leones, a Leopoldo no le gustaba cazar ni rugir, lo que más disfrutaba en el mundo era bailar.
Pero no solo bailaba cualquier tipo de baile, ¡sino que le encantaba bailar al ritmo de la música junto a sus amigos los minions! Un día, mientras Leopoldo bailaba con los minions al son de una pegajosa canción, llegó el malvado tigre Tony.
Tony siempre había estado celoso de la alegría y la amistad que reinaban entre Leopoldo y los minions, por lo que decidió desafiarlo a un concurso de baile para demostrar quién era el mejor.
"¡Jajaja! ¿Así que crees ser el rey del baile, Leopoldo? ¡Te reto a un concurso para ver quién es el verdadero campeón!" -rugió Tony con arrogancia. Leopoldo aceptó el desafío sin dudarlo.
El concurso se llevaría a cabo al día siguiente en medio de la sabana, donde todos los animales actuarían como jurado.
La noticia del concurso se extendió rápidamente por toda la selva y al día siguiente, cuando llegó la hora del enfrentamiento, todos los animales estaban ansiosos por presenciar aquel épico duelo de baile. El tigre Tony fue el primero en mostrar sus movimientos: saltos acrobáticos, giros veloces y pasos complicados dejaron boquiabiertos a muchos espectadores. Parecía imposible superar su actuación.
Pero cuando Leopoldo subió al escenario junto a sus amigos minions, algo mágico sucedió. Con gracia y coordinación perfecta, empezaron a bailar una coreografía llena de energía y diversión. Los minions saltaban y giraban alrededor del león mientras este movía las patas al compás de la música.
Al finalizar la presentación de Leopoldo y los minions, todos los animales estallaron en aplausos y vítores. Habían quedado maravillados por la increíble actuación llena de alegría y compañerismo.
El tigre Tony se dio cuenta entonces de que no se trataba solo de ganar un concurso; se trataba de compartir momentos especiales con quienes te importan y disfrutar juntos cada instante.
—"Leopoldo" , dijo Tony humildemente,"me has enseñado que no hay nada más valioso en esta vida que compartir momentos felices con nuestros amigos". Desde ese día en adelante, Leopoldo siguió bailando con sus amigos minions en medio de la selva africana, contagiando alegría y amor por doquier.
Y aunque nunca más hubo otro concurso oficialmente declarado, todos sabían que él era el verdadero rey del baile. Y colorín colorado este cuento infantil ha terminado fin
FIN.