El desafío de los Legos



Milou y Luciene eran dos niños juguetones que compartían una pasión especial por armar Legos. Pasaban horas juntos, construyendo castillos, naves espaciales y ciudades enteras con sus coloridas piezas de plástico.

Cada tarde, se reunían en el patio de la casa de Milou para dejar volar su imaginación y crear mundos increíbles. Un día, mientras armaban un enorme castillo con torres altísimas y un foso profundo, Milou tuvo una idea brillante.

- ¡Luciene! ¿Qué te parece si organizamos un concurso de construcción de Legos en el barrio? -propuso emocionado. - ¡Sí! Sería genial. Podríamos invitar a todos nuestros amigos a participar -respondió Luciene entusiasmada. Así fue como los dos amigos comenzaron a planificar el gran evento.

Crearon carteles coloridos para anunciar el concurso y los repartieron por todo el barrio. Pronto, la noticia se extendió y todos los niños del vecindario estaban ansiosos por participar.

El día del concurso llegó y el patio de la casa de Milou estaba lleno de risas y emoción. Los niños formaron equipos y se pusieron manos a la obra, armando las estructuras más creativas que se pudieran imaginar.

Había castillos mágicos, robots gigantes e incluso una réplica exacta del parque central. Milou y Luciene recorrieron cada una de las creaciones, asombrados por el talento y la originalidad de sus amigos. Finalmente, llegó el momento de anunciar al ganador. - Y el primer puesto...

¡es para el equipo formado por Milou y Luciene! -gritó uno de los jurados. Los dos amigos saltaron de alegría al escuchar su nombre. Habían construido juntos un majestuoso faro marino que dejaba a todos boquiabiertos por su detalle y belleza.

La tarde terminó entre aplausos y felicitaciones para Milou y Luciene. Pero lo más importante no era haber ganado el concurso, sino haber compartido su pasión por armar Legos con todos sus amigos del barrio.

Desde ese día, cada semana organizaban nuevas competencias e invitaban a más niños a unirse a la diversión.

A través del juego y la creatividad, descubrieron que juntos podían construir no solo castillos de Lego, sino también amistades sólidas basadas en la colaboración y el compañerismo. Y así, Milou and Luciene demostraron que cuando se trabaja en equipo, cualquier sueño es posible.

FIN.

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