El desafío de los libros


Marcela era una niña muy inquieta y curiosa. Desde pequeña le gustaba leer libros de aventuras, en los que los personajes vivían experiencias emocionantes y peligrosas.

Además, disfrutaba treparse a los árboles del parque cercano a su casa, donde pasaba largas horas observando el paisaje desde las alturas. Un día, mientras exploraba el bosquecillo detrás de su casa, Marcela encontró un camino que nunca había visto antes. Decidió seguirlo para ver adonde llevaba.

Después de caminar un rato, llegó a una cabaña abandonada en medio del bosque. Marcela se acercó con cautela y abrió la puerta. Adentro encontró una vieja maleta llena de libros antiguos y polvorientos.

Sin pensarlo dos veces, comenzó a hojearlos uno por uno. De repente, escuchó un ruido extraño afuera de la cabaña. Asustada, cerró rápidamente la maleta y salió corriendo hacia el camino por el que había venido. "¡Alto ahí!"- gritó una voz masculina detrás de ella.

Marcela se detuvo en seco y giró asustada para ver quién era su perseguidor. Se sorprendió al ver a un hombre mayor con barba blanca y ojos brillantes que la miraban con interés.

"¿Quién eres tú?"- preguntó Marcela temblando. "Soy el señor Luis - respondió él sonriendo-. Veo que te gusta leer". Marcela asintió tímidamente sin saber qué decir. "Ven, te enseñaré algo"- dijo el señor Luis, extendiendo su mano hacia ella.

Marcela dudó un momento, pero finalmente aceptó la invitación. Juntos caminaron por el bosque hasta llegar a una cueva escondida detrás de unas rocas. "Este es mi refugio secreto"- explicó el señor Luis-. Aquí guardo todos mis tesoros literarios".

Marcela se asombró al ver las estanterías llenas de libros de aventuras y ciencia ficción. Había ejemplares que nunca había visto antes, con títulos sugerentes y portadas coloridas. "¿Puedo leerlos?"- preguntó Marcela entusiasmada. "Por supuesto"- respondió el señor Luis sonriendo-.

Pero primero tendrás que pasar una prueba". Marcela frunció el ceño sin entender. "Te daré tres acertijos - dijo él misteriosamente-. Si los resuelves, podrás elegir cualquier libro que quieras para llevártelo a casa".

Marcela aceptó el desafío y escuchó atentamente los enigmas del señor Luis. Aunque no fueron fáciles de resolver, Marcela logró encontrar las respuestas gracias a su astucia e imaginación. Finalmente, eligió un libro llamado "El tesoro perdido" y prometió devolverlo en dos semanas.

Mientras se alejaba del refugio secreto del señor Luis, Marcela sintió una emoción indescriptible en su corazón. Había descubierto un mundo nuevo gracias a su curiosidad y valentía.

Desde ese día en adelante, Marcela continuó explorando el bosque y leyendo libros de aventuras con pasión. Aprendió que la vida es como un gran rompecabezas, en el que cada pieza es una experiencia única y emocionante.

Y supo que siempre habría alguien dispuesto a ayudarla a descubrir su camino, si ella se atrevía a buscarlo.

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