El desafío de Nico y la importancia de las normas



Era un día soleado en la Escuela Primaria Rincón de Sol. Todos los niños estaban emocionados por el inicio del nuevo curso, pero entre ellos había uno que no compartía esa alegría: Nico. Este niño de ocho años tenía una personalidad alegre y extrovertida, pero también era conocido por no obedecer las normas de la clase.

Desde el primer día, Nico decidió que las reglas eran solo sugerencias.

"¿Por qué tengo que levantar la mano para hablar? ¡Si yo sé que tengo algo interesante que decir!" - decía Nico mientras interrumpía a la maestra, la Señorita Clara, una educadora amable pero firme.

La Señorita Clara trataba de explicarle.

"Nico, levantar la mano es importante para que todos tengan la oportunidad de participar y escuchar. Además, ayuda a que la clase funcione mejor. ¿Podrías intentarlo?"

Pero Nico sólo se encogía de hombros y seguía hablando sin parar. A medida que pasaban los días, su comportamiento comenzaba a molestar a sus compañeros.

"Nico, por favor, dejá de interrumpir, nos distraés a todos" - le dijo Luca, su mejor amigo.

"Pero es que tengo tanto que contar" - replicó Nico, sin entender el malestar que provocaba.

Un día, la Señorita Clara decidió que era hora de un cambio. Organizó una actividad especial: un concurso de talentos. Todos los niños debían preparar algo para presentar frente a la clase. Nico se emocionó y eligió hacer un acto de magia.

"Voy a ser el mejor mago que haya visto la escuela" - dijo con confianza.

A lo largo de los días siguientes, la Señorita Clara observó que Nico seguía desafiando las reglas, incluso durante la preparación del concurso. Cuando otros niños intentaban practicar, él interrumpía mostrando trucos y riendo, sin permitir que nadie brillara. Las risas comenzaron a cambiar por murmullos de frustración.

"Nico, acordate de que todos queremos mostrar lo que sabemos. ¡Ayudanos a que sea divertido para todos!" - sugirió Ana, otra de sus compañeras.

El día del concurso llegó. Nico estaba seguro de que iba a ser el centro de atención. Pero cuando llegó su turno, se dio cuenta de que nadie estaba tan entusiasmado como él. Muchos compañeros no se habían preparado como querían porque él había acaparado tanto el tiempo. La Señorita Clara le dio la palabra, y en lugar de comenzar su acto, se detuvo al ver las caras apagadas de sus amigos.

"¿Están listos?" - preguntó. Al ver que ninguno reaccionaba, sintió un nudo en el estómago y se dio cuenta de lo que había hecho. Luego, miró a Luca.

"Lo siento, chicos. Creo que no fui un buen amigo en estos días. No me di cuenta de cómo mis actos afectaban a los demás. ¿Puedo intentarlo de nuevo?" - preguntó Nico con sinceridad.

Luca, con una sonrisa comprensiva, respondió:

"Claro, Nico. Pero esta vez dejá que todos participen también."

Nico asintió y comenzó su acto, pero esta vez involucró a sus compañeros. A cada truco que hacía, invitaba a un amigo a ayudarlo. La risa y la diversión regresaron al aula. Al final, la Señorita Clara aplaudió y dijo:

"Eso fue maravilloso, Nico. No solo mostraste tu talento, sino que también hiciste que todos se sintieran parte de algo especial. Aprendiste a compartir el escenario, y eso es muy valioso. Las normas no son solo restricciones, sino herramientas que nos ayudan a todos a disfrutar juntos."

Nico sonrió, sintiéndose orgulloso de haber aprendido la importancia de las normas y de escuchar a los demás. Al final del concurso, algo inesperado sucedió. La maestra entregó un premio especial a Nico por su transformación y liderazgo.

"Este premio es para el mejor mago y el mejor amigo. Sigue brillando, pero no olvides iluminar a los que están a tu alrededor" - dijo la Señorita Clara.

Desde ese día, Nico comprendió que seguir las reglas no solo hacía que la clase fuera más agradable, sino que también les daba a todos un lugar para brillar. Esa experiencia lo convirtió en un mejor compañero y amigo. A veces, solo se necesitaba un desafío para enseñar valiosas lecciones que nos acompañan toda la vida.

FIN.

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