El desafío de Renata y sus amigas
Había una vez en un bosque muy lejano, una rana llamada Renata. Renata era conocida por todos como "la rana loca", ya que siempre hacía cosas diferentes y divertidas que ninguna otra rana se animaba a hacer.
Un día, mientras saltaba de hoja en hoja por el estanque, Renata vio a un grupo de ranitas tristes y aburridas. Se acercó a ellas con su característica sonrisa y les preguntó qué les pasaba.
"Estamos cansadas de hacer siempre lo mismo, no sabemos cómo divertirnos", le respondieron las ranitas con voz apagada. Renata, emocionada ante la oportunidad de ayudar a sus amigas, les propuso organizar un gran concurso de saltos.
Las ranitas dudaron al principio, pero al ver la emoción en los ojos de Renata aceptaron el desafío. El día del concurso llegó y todas las ranitas se reunieron alrededor del estanque. Había pruebas de salto en distancia, salto en altura e incluso salto sincronizado.
Renata brillaba de alegría viendo a sus amigas disfrutar y reír juntas. Sin embargo, cuando llegó el turno de la última prueba, el salto más alto desde una roca gigante, las ranitas comenzaron a temblar de miedo.
Era un desafío demasiado grande para ellas. "¡No se preocupen!", exclamó Renata con entusiasmo. "Si creen en ustedes mismas, pueden lograr cualquier cosa". Con estas palabras inspiradoras resonando en sus cabezas, las ranitas decidieron intentarlo.
Una por una subieron a lo alto de la roca y se lanzaron con todas sus fuerzas hacia el agua. ¡Y vaya si sorprendieron a todos! Sus saltos fueron tan altos y perfectos que dejaron boquiabiertos hasta a los peces del estanque.
Al final del día, entre risas y aplausos, las ranitas rodearon a Renata para abrazarla fuertemente. "¡Gracias por enseñarnos que podemos superar nuestros miedos si creemos en nosotros mismos!", dijeron emocionadas.
Renata sonrió orgullosa y les recordó: "Nunca olviden que la verdadera magia está dentro de cada uno de ustedes".
Y así, gracias a la valentía y determinación de la rana loca, todas aprendieron una importante lección: nunca subestimes tu propio potencial ni el poder de creer en ti mismo. Y colorín colorado este cuento ha terminado... ¡por ahora!
FIN.