El desafío de René
Había una vez en un bosque encantado, un sapo llamado René que disfrutaba mucho saltando de hoja en hoja. Era su pasatiempo favorito y lo hacía con mucha alegría y destreza.
Un día soleado, mientras daba saltos por el prado, se encontró con un zorro astuto llamado Zafiro. - ¡Hola, pequeño sapo! -dijo Zafiro con una sonrisa maliciosa-. Mi familia tiene hambre y creo que les gustarías como aperitivo.
El sapo René se sorprendió al escuchar esas palabras y sintió miedo en su corazón. Sabía que los zorros eran conocidos por cazar a otros animales del bosque para alimentarse. Sin embargo, decidió mantener la calma y responder con valentía.
- ¡Por favor, señor Zafiro! No me coma, tengo tanto por vivir y descubrir en este hermoso bosque. Además, soy muy ágil saltando, tal vez podría enseñarle algunos trucos divertidos a usted y su familia -suplicó el sapo con esperanza en sus ojos brillantes.
Zafiro se detuvo un momento ante la propuesta del sapo. Nunca antes había visto a alguien tan valiente como René, dispuesto a ofrecer algo más allá de ser simplemente una presa fácil. Eso despertó cierta curiosidad en el zorro.
- Está bien, pequeño sapo. Te daré una oportunidad de demostrar tus habilidades de salto. Si logras impresionarme con tu destreza, te dejaré ir libremente -accedió Zafiro con tono desafiante.
René aceptó el desafío con determinación y comenzó a brincar de hoja en hoja frente al atento público formado por Zafiro y otros animales del bosque que se habían reunido para presenciar el espectáculo improvisado.
El sapo realizaba piruetas increíbles e incluso lograba saltar ramas altas sin dificultad alguna. Al finalizar su presentación, todos los animales aplaudieron emocionados ante semejante exhibición de talento por parte del simpático sapito René.
- ¡Increíble! ¡Eres todo un artista del salto! Nunca antes había visto algo así -exclamó Zafiro sorprendido y admirativo-. Tienes mi respeto y mi perdón, puedes seguir disfrutando de tu vida en paz dentro de este bosque. René sintió una gran felicidad al escuchar esas palabras tan amables por parte del temible zorro Zafiro.
A partir de ese día, ambos se convirtieron en amigos inseparables que compartían aventuras juntos explorando cada rincón del bosque encantado.
Y así fue como el valiente sapito René demostró que no importa cuán pequeño seas o qué obstáculos enfrentes en la vida; siempre puedes encontrar una manera creativa y positiva de superarlos si mantienes la valentía y la bondad en tu corazón.
FIN.