El desafío del pande sueños



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Alegre, vivía un niño llamado Mateo. Mateo era valiente y curioso, le encantaba explorar cada rincón de su casa y del jardín.

Un día, mientras jugaba en su habitación convertida en santuario de aventuras, algo inesperado sucedió. Mateo estaba concentrado construyendo un castillo con bloques de madera cuando escuchó un ruido extraño que venía del armario.

Al abrir la puerta lentamente, se encontró con un pande muy travieso sosteniendo un cuchillo muy filoso. Mateo sintió miedo al verlo y no sabía qué hacer. El pande lo miraba fijamente con ojos brillantes y una sonrisa maliciosa en el rostro.

Sin embargo, Mateo recordó las enseñanzas de su mamá sobre cómo actuar ante situaciones difíciles. Respiró hondo y decidió enfrentarse al pande con valentía. "¿Qué estás haciendo aquí?", preguntó Mateo tratando de mantener la calma.

El pande respondió con voz chillona: "¡Vine a robar tus sueños y tu valentía! ¡No podrás detenerme!"Mateo pensó rápidamente en cómo resolver esa situación peligrosa. Recordó que tenía una bolsa llena de canicas brillantes debajo de la cama.

Con cuidado, tomó algunas canicas y las arrojó hacia el pande distrayéndolo por unos segundos. Aprovechando ese instante, corrió hacia la ventana y abrió las cortinas dejando entrar la luz del sol que iluminaba todo el cuarto.

El pande empezó a sentirse débil ante tanta luz brillante e intentaba cubrirse los ojos. "¡No puedes vencerme!", gritaba el pande mientras retrocedía hacia el armario. Mateo se acercó decidido al armario y cerrándolo con fuerza impidiendo que el pande escapara.

Finalmente, logró atraparlo dentro del armario oscuro donde ya no podría hacerle daño a nadie más. Al salir victorioso de esa situación tan peligrosa, Mateo entendió lo importante que es ser valiente incluso cuando sentimos miedo.

Aprendió a confiar en sus habilidades para resolver problemas complicados utilizando su ingenio y coraje. Cuando su mamá regresó a casa, Mateo le contó todo lo sucedido con el pande travieso y cómo logró enfrentarlo sin perder la calma. Su mamá lo abrazó orgullosa diciéndole: "Eres realmente valiente e inteligente, hijo".

Desde ese día, Mateo siguió explorando cada rincón de su casa convertida en santuario sabiendo que siempre podrá superar cualquier desafío que se cruce en su camino gracias a su valentía y determinación.

FIN.

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