El desafío matemático



En una soleada mañana, Lucas y Sofía se encontraban en la sala de clases, listos para participar en la competencia matemática anual. Ambos se habían preparado durante semanas y estaban decididos a ganar. Lucas, un niño muy seguro de sí mismo, siempre había tenido la creencia de que era el mejor en matemáticas, y no dudaba en hacerle saber a Sofía que, según él, las niñas no eran buenas en matemáticas. Por otro lado, Sofía, una niña inteligente y segura de sí misma, sabía que no tenía por qué probarle nada a Lucas. Estaba lista para demostrarle que las niñas también podían ser excelentes en matemáticas.

La competencia comenzó y las preguntas difíciles no se hicieron esperar. Lucas, notando que Sofía avanzaba sin titubear, decidió intentar desconcentrarla. - 'Hey, Sofía, ¿estás segura de que esa es la respuesta correcta? A mi me parece que estás equivocada', dijo con picardía. Sin embargo, Sofía, sin inmutarse, mantuvo su concentración y respondió con firmeza: - 'Estoy segura de mi respuesta, Lucas. Tú deberías concentrarte en tus propias respuestas.'

La competencia continuaba y las preguntas se volvían cada vez más complicadas. Lucas, notando que Sofía no se había distraído en lo más mínimo, decidió subir la apuesta. - 'Sofía, creo que me equivoqué en una respuesta. ¿Puedes ayudarme? No creo que una niña pueda hacerlo, pero supongo que puedo darte una oportunidad como acto de caridad', dijo con arrogancia. Sin embargo, Sofía, sin dejarse afectar, le respondió amablemente: - 'Claro, Lucas. Estoy aquí para competir en igualdad de condiciones. Pero recuerda que no subestimes a nadie, nunca sabes de lo que somos capaces.'

Las preguntas finales se acercaban y la competencia estaba reñida. Lucas, frustrado por la calma de Sofía, decidió hacer un último intento por desconcentrarla. - 'Sofía, sé que las niñas no son buenas en matemáticas. El primer lugar siempre ha sido mío, así que es mejor que te resignes y aceptes el segundo lugar', dijo con desdén. Pero para sorpresa de Lucas, Sofía, sin dejar de sonreír, contestó: - 'Yo no creo en estereotipos, Lucas. Creo en la igualdad de oportunidades. Y hoy, estoy aquí para demostrar que las niñas pueden lograr lo que se propongan. Incluido ganar esta competencia.'

La última pregunta fue anunciada y ambos concentraron sus esfuerzos. Sofía, con determinación, dio su respuesta final. Los resultados se anunciaron y, para sorpresa de Lucas, Sofía había obtenido el primer lugar. Lucas, asombrado y algo avergonzado, se acercó a Sofía. - 'Felicidades, Sofía. Estabas en lo correcto. Te subestimé y me equivoqué. Eres una gran competidora', dijo humildemente.

Sofía, con una sonrisa, le respondió: - 'Gracias, Lucas. Hoy aprendiste que todos somos capaces de grandes cosas, sin importar el género. Todos merecemos las mismas oportunidades y respeto.'

Desde ese día, Lucas y Sofía forjaron una amistad basada en el respeto mutuo. Y juntos, continuaron compitiendo en igualdad de condiciones, demostrando que el género no define las habilidades de una persona en ninguna área.

FIN.

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