El desafío navideño de Beatriz



Beatriz era una profesora muy querida por todos sus alumnos. Siempre estaba dispuesta a enseñarles cosas nuevas y a hacer que cada día en el colegio fuera divertido.

Con la llegada de las fiestas navideñas, ella decidió proponerles un reto especial para poner a prueba su ingenio. - Buenos días, chicos -dijo Beatriz con una sonrisa-. Hoy les tengo preparado un desafío navideño muy emocionante. Deberán encontrar el código secreto.

Los ojos de los niños se iluminaron de emoción al escuchar esas palabras. Todos estaban ansiosos por descubrir qué debían hacer para resolver el reto. - ¿Qué tenemos que hacer, profe? -preguntó Lucas, uno de los alumnos más curiosos.

- Les daré pistas y ustedes tendrán que seguirlas para ir descifrando el código -explicó Beatriz-. Pero antes, necesitaré dividirlos en grupos. ¡Vamos a formar equipos! Los niños se organizaron rápidamente en grupos de cuatro y esperaron impacientes las instrucciones del juego.

- Bien, ahora presten atención -dijo Beatriz mientras agarraba una hoja con varias pistas escritas-. La primera pista dice así: "En la sala donde estudian matemáticas encontrarán la clave".

Los niños se miraron entre sí tratando de descifrar lo que eso podía significar. Después de unos minutos pensando, Ana levantó la mano y dijo:- ¡Profe! Creo que sé qué significa esa pista. En nuestra sala hay un cartel con números y operaciones matemáticas.

Todos los demás asintieron emocionados al escuchar la propuesta de Ana. Juntos, se dirigieron a su sala de clases y buscaron el cartel que ella había mencionado. - ¡Aquí está! -gritó Juan mientras señalaba un cartel con números y operaciones matemáticas-.

Pero, ¿cómo podemos utilizar esto para descifrar el código? Beatriz sonrió orgullosa ante la astucia de sus alumnos. - Muy bien, chicos. Ahora deben resolver las operaciones matemáticas que ven en el cartel y encontrar el resultado correcto.

Ese número será una pista para descubrir la siguiente ubicación. Los niños se pusieron manos a la obra y comenzaron a hacer los cálculos. Después de un rato, llegaron al resultado: 12. - ¡Lo tenemos! -exclamó María-.

La próxima pista debe estar en algún lugar donde haya 12 objetos iguales. Todos se miraron pensativos hasta que Sofía exclamó emocionada:- ¡La biblioteca! Allí hay estanterías llenas de libros iguales. Sin perder tiempo, corrieron hacia la biblioteca del colegio.

Buscaron por todas partes hasta que Lucas encontró una nota escondida detrás de uno de los libros. "En el lugar donde todos cantamos juntos en Navidad encontrarán lo que buscan" -leyó Lucas en voz alta.

Los niños sabían exactamente dónde debían ir ahora: el salón de música. Cuando llegaron allí, encontraron un piano con varias teclas pegadas entre sí formando palabras navideñas.

- Si presionamos las teclas correctas, aparecerá la última pista -dijo Ana mientras observaba las letras dibujadas en las teclas del piano. Después de un poco de ensayo y error, los niños lograron pulsar las teclas correctas y se abrió una pequeña caja en el piano. Dentro encontraron la última pista. - ¡Lo hemos conseguido! -gritó Juan emocionado-.

La última pista dice: "El código secreto está debajo del árbol más grande del colegio". Sin perder tiempo, corrieron hacia el patio del colegio donde se encontraba un enorme árbol de Navidad decorado con luces y adornos.

- ¿Dónde puede estar el código? -preguntó Sofía mientras miraba a su alrededor. Fue entonces cuando Ana notó algo extraño en uno de los regalos que estaban debajo del árbol. Lo abrió rápidamente y encontraron una llave dentro.

- Creo que esta llave abre algo -dijo Ana mientras sostenía la llave en su mano. Los niños buscaron por todo el lugar hasta que encontraron una pequeña caja cerrada con candado.

Con la llave correcta, lograron abrir la caja y dentro había una nota con el código secreto escrito. - ¡Lo conseguimos! -exclamó María mientras mostraba la nota a todos sus compañeros. Beatriz estaba muy orgullosa de sus alumnos.

Habían trabajado juntos, utilizando su ingenio y habilidades para resolver cada pista y encontrar el código secreto. Además de divertirse, habían aprendido sobre trabajo en equipo, lógica matemática y perseverancia.

Esa noche, durante la fiesta navideña del colegio, Beatriz felicitó a los niños por su excelente desempeño en el reto navideño. Todos sonreían de oreja a oreja, sabiendo que habían sido capaces de superar cualquier desafío que se les presentara.

Desde ese día, cada vez que Beatriz veía sonreír a sus alumnos, recordaba aquel emocionante reto navideño y se sentía la profesora más feliz del mundo.

FIN.

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