El Desayuno Mágico de la Escuela Simón Bolívar
Era una mañana soleada en la Escuela Simón Bolívar. Los alumnos de segundo grado estaban llegando contentos a sus aulas, listos para un nuevo día de aprendizajes y aventuras. Sin embargo, hoy había algo diferente en el aire: todos estaban emocionados por la carrera "Fruta Fantástica", un evento que incentivaba a los chicos a traer las frutas que más les gustaban para compartir y disfrutar en el desayuno.
"¡Hola, Lucas! ¿Qué fruta trajiste hoy para la carrera?" - preguntó Sofía, mientras se acomodaba en su pupitre.
"¡Hola, Sofía! Yo traje plátanos. ¡Son mis favoritos!" - respondió Lucas, sonriendo.
"¡Qué bien! Yo traje fresas. Son riquísimas y muy jugosas" - dijo Sofía con alegría.
Al escuchar a sus amigos, Martín, que siempre había sido un poco reacio a comer frutas, se sintió un poco nervioso.
"¿Y si nadie quiere compartir mi desayuno de frutas?" - pensó para sí mismo. Martín estaba acostumbrado a llevar galletitas y jugo, pero sabía que hoy debía hacer algo diferente.
Mientras tanto, la maestra Mariana llegó al aula con una gran caja de frutas.
"¡Buenos días, chicos! Hoy vamos a hacer algo muy especial. He traído manzanas, peras y kiwis. ¡Pero para que todo quede bien rico, necesitamos su ayuda!" - dijo entusiasmada.
"¿Qué debemos hacer, maestra?" - preguntó Lucas.
"¡Vamos a preparar un desayuno saludable! Cada uno puede combinar las frutas que trajo con las que están en la caja. Luego, haremos una gran ensalada de frutas para compartir. Así aprenderemos que comer frutas no solo es saludable, ¡sino también muy divertido!"
Los alumnos comenzaron a emocionarse aún más. Sofía, que ya había hablado con sus compañeros sobre las propiedades de las fresas, dijo: "Las fresas son ricas en vitamina C y muy buenas para nuestra piel. ¡Deberíamos añadir un poco de miel para endulzarlas!"
Martín, viendo el entusiasmo de sus compañeros, decidió compartir sus galletitas con fruta.
"¿Y si hacemos una mezcla de galletitas con manzana y canela?" - propuso mientras pensaba en cómo podría incluir las frutas en su desayuno.
Los chicos aplaudieron la idea.
"¡Sí! ¡Eso suena genial!" - gritaron todos al unísono.
Mientras preparaban la ensalada, la maestra Mariana les enseñó sobre cada fruta.
"El kiwi es considerado una fruta mágica porque ayuda a nuestro sistema inmunológico. Y estas manzanas, además de ser deliciosas, nos proporcionan energía para nuestro día" - explicó.
El aula se llenó de risas y aromas, mientras los alumnos cortaban, mezclaban y discutían sobre sus combinaciones favoritas.
"¡Miren mis fresas y plátano! Se ven increíbles juntos" - exclamó Sofía.
Después de un rato, la maestra Mariana dijo: "Ahora que nuestra ensalada de frutas está lista, vamos a presentarla para la carrera. Al final, haremos una votación para ver cuál es la combinación de frutas más creativa. ¡Pero recuerda, lo importante es disfrutar y aprender sobre lo que comemos!"
Así, Martín, quien al principio estaba un poco ansioso, comenzó a disfrutar del momento y a relajarse.
"Nos estamos divirtiendo tanto, que ni siquiera me doy cuenta de que estoy comiendo frutas" - pensó para sus adentros.
La votación resultó ser muy reñida, y aunque cada combinación era deliciosa, al final, la ensalada elaborada por todo el grupo fue la ganadora.
"¡Hicimos un desayuno fabuloso!" - gritó Lucas.
"¡Sí! ¡Y aprendimos a sumar frutas saludables a nuestro día! ... Ahora se viene la parte más divertida: ¡a comer!" - añadió Sofía con una sonrisa de oreja a oreja.
El desayuno se convirtió en una celebración. Los chicos compartieron risas y anhelos de traer más frutas de diferentes colores y formas para el próximo encuentro. Martín, sintiéndose parte del grupo, alzó su vaso con un jugo de manzana, y dijo:
"Por la fruta y la salud, ¡brindemos!"
Todos levantaron sus vasos, riendo y disfrutando de su mágico desayuno que les enseñó la importancia de una alimentación saludable en sus vidas. Desde ese día, los alumnos de la Escuela Simón Bolívar no solo incluían más frutas en sus desayunos, sino que también las llevaban a casa para compartir en familia. Así, la magia de las frutas llenó no solo su clase, sino también sus corazones.
FIN.