El descanso de Benito
Había una vez en el bosque un osito llamado Benito. Benito era muy travieso y siempre encontraba alguna excusa para no irse a dormir temprano como su mamá osa le pedía todas las noches.
Una noche, Benito decidió que quería quedarse despierto un poco más para ver las estrellas brillar en el cielo. Se escondió detrás de un árbol y observó maravillado cómo las estrellas parpadeaban en la oscuridad.
Pero pronto empezó a sentir sueño y bostezó sin poder evitarlo. "¡Oh, qué bonitas son las estrellas! No me quiero ir a dormir todavía", dijo Benito para sí mismo.
Pero su mamá osa lo encontró escondido detrás del árbol y le recordó lo importante que era descansar bien por la noche para estar fuerte y saludable al día siguiente. "Benito, ya es hora de irte a dormir.
Recuerda que los ositos crecen mientras duermen y mañana te espera un día lleno de aventuras en el bosque", le dijo con dulzura su mamá. Benito suspiró resignado y se dirigió a su cueva arrastrando los pies. Se metió en su camita acurrucándose bajo las mantas, pero por dentro seguía sintiéndose inquieto.
No podía conciliar el sueño pensando en todo lo emocionante que había pasado desapercibido mientras estaba despierto. De repente, escuchó un ruido extraño afuera de la cueva. Se asomó con cuidado y vio a un conejito perdido buscando el camino de regreso a casa.
Sin dudarlo, Benito salió corriendo hacia él y lo ayudó a encontrar el sendero correcto con su linterna. El conejito muy agradecido le dijo: "¡Gracias, amigo oso! Pensé que pasaría la noche entera perdido en el bosque oscuro".
Benito sonrió satisfecho consigo mismo por haber sido útil y se dio cuenta de algo importante: aunque quedarse despierto tenía sus momentos especiales, también era fundamental descansar para poder estar listo para ayudar a otros cuando lo necesitaran.
Regresó a su cama con una sonrisa en el rostro y cerrando los ojos lentamente se dejó llevar por los brazos del sueño reconfortante.
Al día siguiente, despertó renovado y lleno de energía lista para vivir nuevas aventuras junto al conejito gracias al merecido descanso nocturno. Desde ese día, Benito aprendió que dormir no significaba perderse cosas emocionantes sino prepararse mejor para disfrutarlas plenamente cuando estuviera despierto.
Y así fue como nuestro amigo osito comprendió la importancia de irse a dormir temprano cada noche ¡y vivieron felices por siempre! Moraleja: Dormir bien nos ayuda a estar listos para enfrentar cada nuevo día con alegría y energía.
FIN.