El Descanso de Solana



Era un precioso día de primavera en el pequeño pueblo de Villa Clara. Las flores brotaban en el jardín y el canto de los pájaros llenaba el aire. Solana, una niña curiosa y llena de energía, había terminado su día de clases y se sentía un poco abrumada. Había pasado la jornada enfrentando sumas y restas, escuchando a la maestra hablar sobre la historia de su país y, además, tuvo que cuidar a su pequeño hermano durante el recreo.

Esa tarde, mientras su familia preparaba la cena, Solana decidió salir al jardín a descansar al sol. Se tumbó sobre la hierba, sintiendo cómo los rayos cálidos acariciaban su cara. "¿Por qué será que me siento tan cansada?"- se preguntó mientras miraba las nubes pasar.

De repente, una mariposa de colores brillantes se posó al lado de ella. "¡Hola, Solana!"- dijo la mariposa, moviendo sus alas delicadamente. "Yo soy Lila. ¿Por qué estás tan pensativa?"-

"Hola, Lila. Estoy cansada. Tuve un día largo, lleno de responsabilidades. Me gustaría que fuera más fácil entender las cosas en la escuela. A veces siento que no puedo con todo"- respondió Solana, levantando la mirada.

"A pesar de lo que pienses, cada desafío que enfrentas te hace más fuerte y más sabia. Mira, ven conmigo a dar un paseo"-, sugirió Lila.

Intrigada, Solana se levantó y siguió a la mariposa. Lila la llevó a un lugar mágico en el bosque, donde las flores danzaban al viento y los árboles parecían contar historias antiguas.

"Aquí está el Jardín de los Sueños. Cada flor aquí representa una idea o un sueño. Cuanto más cuides de ellas, más cosas hermosas podrás lograr"- explicó Lila, mostrándole las flores brillantes.

"¿Cómo puedo cuidarlas?"- preguntó Solana, fascinada.

"Solo debes dedicarles tiempo y cariño. Así, podrás ver cómo florecen. Cada vez que superes un obstáculo o aprendas algo nuevo, una de ellas se vuelve más hermosa"- respondió Lila mientras se posaba sobre una flor azul.

Solana comenzó a pasear por el jardín, observando cada flor con atención. "Entiendo, Lila. Entonces, estudiaré con alegría y no me rendiré cuando me cueste"- dijo Solana, sonriendo.

"Exacto. ¡Y no olvides que también puedes pedir ayuda! Tus amigos y tu familia están aquí para apoyarte"- agregó la mariposa.

Mientras conversaban, Solana se dio cuenta del brillo en las flores reflejadas en el sol. Su corazón se llenó de esperanza. "¿Sabés qué? Me gustaría llevarme una flor para recordarme que siempre puedo mejorar"-

"¡Eso es una maravillosa idea!"- exclamó Lila. "Pero no puedes arrancarla de aquí. Mejor planta una semilla en tu casa y cuídala con todo tu amor. Así, tu jardín se llenará de sueños"-

De repente, un suave viento sopló, y las flores empezaron a girar. "Es hora de volver, Solana"- dijo Lila. "Pero antes de irte, no olvides que todos los días son una oportunidad para aprender y crecer. ¡Nos vemos pronto!"-

Solana regresó a casa llena de entusiasmo. Al caer la noche, mientras su familia cenaba, le habló a sus padres sobre su día y la mariposa. "Desde ahora, ¡les prometo que veré mis responsabilidades como pequeños desafíos, y haré lo mejor que pueda!"-

Papá sonrió y dijo, "Eso es lo más valioso, Solana. El esfuerzo que pongas dará frutos"- y mamá añadió, "Siempre estaremos a tu lado para apoyarte"-

Esa noche, Solana se quedó pensando en cómo plantaría su semilla al día siguiente. Cuando decidió que nunca dejaría de soñar, se quedó dormida con una enorme sonrisa en su rostro, lista para enfrentar un nuevo día, lleno de oportunidades y nuevas aventuras.

FIN.

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