El descubrimiento de Benjamín
Benjamín era un niño muy curioso y apasionado por los dinosaurios. Pasaba horas leyendo libros sobre ellos, viendo documentales y coleccionando figuras de juguete.
Un día, mientras paseaba por el parque con su mamá, se encontró con un señor mayor que estaba sentado en una banca. "¡Mira mamá! ¡Ese señor tiene una camiseta de dinosaurio!", exclamó Benjamín emocionado. La mamá sonrió y le dijo: "Vamos a saludarlo".
El señor se presentó como Don Ernesto y pronto empezaron a hablar sobre los dinosaurios. Resulta que Don Ernesto había sido paleontólogo y había descubierto muchos fósiles de estas criaturas prehistóricas. Benjamín estaba fascinado escuchando sus historias y no podía dejar de hacerle preguntas.
"¿De verdad existió el T-Rex?"- preguntó Benjamín ansioso. "Por supuesto que sí", respondió Don Ernesto. "Fue uno de los depredadores más feroces que jamás haya existido".
Benjamín quedó impresionado y decidió que quería ser paleontólogo cuando creciera para poder estudiar más sobre estos animales fascinantes. Con la ayuda de Don Ernesto, comenzó a aprender mucho más sobre los dinosaurios cada vez que lo visitaba en el parque. Incluso lo llevaba en excursiones al campo para buscar fósiles juntos.
Un día, mientras estaban buscando fósiles, Benjamín tropezó con algo extraño enterrado en la tierra. Con la ayuda de Don Ernesto, desenterraron un hueso enorme que resultó ser parte de un esqueleto de dinosaurio. "¡Hemos encontrado algo increíble!", exclamó Benjamín emocionado.
Don Ernesto estaba igualmente entusiasmado. Juntos, trabajaron para desenterrar el resto del esqueleto y llevarlo a un museo local para su exhibición. El descubrimiento fue noticia en todo el mundo y Benjamín se convirtió en una pequeña celebridad.
La experiencia inspiró aún más a Benjamín para seguir aprendiendo sobre los dinosaurios y la importancia de preservar nuestro pasado. Se dio cuenta de que cualquier cosa es posible si uno sigue sus pasiones y trabaja duro por ellas.
Y así, gracias a su amor por los dinosaurios, Benjamín encontró un amigo especial en Don Ernesto y descubrió su verdadera vocación: convertirse en paleontólogo para explorar el mundo prehistórico como nunca antes había sido visto.
FIN.